Santiago Aparicio 28/11/2024
Los procesos de Moscú son una cosa chusca comparado con la acción del
sanchismo contra aquello que no consienten en seguir las directrices de Pedro Sánchez. ¿Cuáles son esas directrices? En realidad,
tan solo servir a su dios sin poner en cuestión ni la más absurda de las
situaciones que aparezcan. No hay más. La ligazón del grupo es utilizar el
poder en beneficio propio, ahora mismo o con vistas a futuro. No hay más. Es la
nada más absoluta tanto ideológica como discursivamente. Todo lo que diga el
ser supremo es correcto y se debe ejecutar sin disquisiciones. Ni razón, ni
idealismo, nada, no hay nada más que la voluntad de un tipo amargado, porque es
muy limitado intelectualmente y de él se ríe hasta Donald Trump.
No hay programa pues viene impuesto bien por la Unión Europea —a cambio de
recibir el dinero suficiente para mantener la economía ante la devastación
propiciada por la inacción sanchista—, bien por las elites globalistas. Como
buen “cobarde del condado” no se atreve con los poderosos de verdad y acaba
proyectando esa miseria personal en los subordinados y aquellos que no le ríen
las gracias. Para ello cuenta con un grupo de pijos que se han lanzado hacia el
PSOE como lo podrían haber hecho hacia el PP o Sumar para medrar sin aportar
algo sustancial. Porque el sanchismo no es más que el pijismo zapaterista
apoyado por tres chusqueros (Koldo, Santos y José Luis) y un nutrido grupo de
personas carentes de toda capacidad de análisis, pero con la mala baba de
lanzarse contra cualquier crítico al interior y el exterior del partido. Estos
sugus son los causantes de la parálisis interna que ha acabado con la salida
masiva de honrados socialistas y socialdemócratas cansados de aguantar el odio
de sus supuestos compañeros de partido.
Con esos mimbres Sánchez se permite hacer y deshacer dentro del partido
como se ejemplifica hoy mismo con los intentos de que Juan Lobato, un buen chaval, buen alcalde y con trabajo
garantizado, haga una autoconfesión de culpabilidad y dimita antes del 41º
Congreso Federal. A la orden de Moncloa/Ferraz han salido los cuadrúpedos con
cargo a señalar el mal cometido por el secretario general del PSM, protegerse
de la banda de corruptos y estalinistas que copan la cúpula del partido. Los
conoce, como otros también, de hace años en el partido y sabe que se mueven en
el fango como cochinos, por ello no dudó en cubrirse las espaldas ante notario.
Eso se visualiza como una alta traición porque tiene que ver con la política
pública de las “pelotas de Sánchez”.
Nada que ver con la política, bien entendida, y sí con el cierre junto al
jefe, baboseando cada cargo más que el anterior a fin de que su sanchidad pueda
tener en cuenta a ese su fidelísimo servidor. “Culpable” claman para que llegue
la autoconfesión y la inmediata purga. Los grupos de sugus ya están avisados
para que se lancen a degüello para que nadie ose defender a Lobato, salvo que
quieran ser calificados de fascistas o traidores y, por ende, quedar
deshumanizados para poder tener una muerte social sin remordimientos de los
ejecutores. Como sucedió con Tomás Gómez, aunque
sin cambiarle la cerradura de momento. Si no le quiere en el partido, que se
atreva Sánchez a destituirle —los estatutos moscovitas que ha creado se lo
permiten—, pero es muy cobarde y primero tendría que lanzarle a Lo País, El neutro y
demás prensa subvencionada.
El sanchismo es la nada más absurda que haya existido. Ni Heidegger, ni
Sartre hubiesen tenido la suficiente capacidad para analizar que realmente
existe la nada: Sánchez y sus esbirros. No hay nada y sobre sus cenizas nada se
podrá reconstruir o construir. Llegaron al PSOE para hacerse con él o hacerlo
desaparecer y van camino de lo segundo. En otros momentos, como ha sucedido en
cualquier partido, han existido corruptos —el ser humano no deja de ser débil
ante ciertas tentaciones, especialmente las del Mamón—, pero que el núcleo
central fuese el epicentro de la corrupción, sin tener que ver con la
financiación del partido, es algo asombroso. Cuales emperadores africanos o
dictadores bananeros tomaron el poder y bien que se están aprovechando de él.
Da igual donde se mire, allí hay algo corrupto, con trinque de dinero o con
prebendas (que no deja de ser corrupción). El sanchismo es amoral y corrupto se
mire por donde se mire.
Y no existe nada más absurdo que ser un bananero dentro de una sociedad
donde existen numerosos seres humanos que tienen capacidad de raciocinio, donde
hay redes sociales que permiten señalar la mendacidad de los cuadros dirigentes
y donde no se puede comprar o callar a todo el mundo. El totalitario Sánchez
está fuera de contexto, por eso se enfada, por eso huye o evita verse rodeado
de ciudadanos, por eso el 41º Congreso dejará a lo búlgaros en una democracia
ateniense, por eso hace declaraciones institucionales a las que nadie presta
atención… Porque esa es otra, para presentar a Sara
Aagesen (otra ecolopija) tuvo que
hacerse el interesante, cuando la realidad es que nadie le ha hecho caso, pero
sí ha dado para bastante chufla en redes sociales con el “gilipollas de
Moncloa”. No se confíen, ni celebren, la nada y lo absurdo cuando se juntan son
peligrosos, este ser morirá matando y a saber a quién o qué se lleva por
delante. De momento a Juan Lobato mientras tienen mierda hasta las orejas él y
su sanchismo inilustrado.
Comentario: Aparicio, querido, ya
te lo dije ayer: Tú a lo tuyo, al Atlético de Madrid, y deja los exabruptos
para los del PP y lo de Vox, que te van a denunciar por PLAGIO si sigues así.
Por favor, tonterías las precisas, y las marranadas te las chupas tú.
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