Recomiendo a los lectores de este blog que lean este artículo directamente en el periódico digital Diario 16 porque aquí no puedo exponerlo completamente dada su amplitud. El final es muy interesante.
El programa oculto de
gobierno de Trump fue creado por la Heritage Foundation, el aquelarre ultra que
ha aglutinado a la extrema derecha mundial.
José Antonio Gómez
08/11/2024
¿Es Donald Trump un fascista? Posiblemente, no, aunque
sí que es un estafador patológico que sabe
que el único modo de ganar políticamente era subirse al tren de la ultraderecha
mundial. ¿Hay 73 millones de neonazis, conspiranoicos y
supremacistas en Estados Unidos?
Evidentemente, no.
Sin embargo, el programa de gobierno que aplicará Trump en su nuevo mandato
es un documento muy peligroso porque reniega de valores democráticos que
promueven la violación, incluso, de los derechos humanos.
El famoso Proyecto 2025 es un documento
de la ultraderecha radical estadounidense que cimenta
la Agenda 47 de Trump. Un análisis de este documento
que no hay sido muy tratado en España debería poner en alerta a todos aquellos países
del mundo en los que el actual presidente electo no cuenta con negocios, porque
esa es la base real de la agenda de Trump: sus negocios. Ya destruyó la Oficina de Ética de la Casa Blanca durante su primer mandato porque le
llamaron la atención sobre la utilización del cargo para cerrar acuerdos
comerciales, tanto por su parte como por las empresas de sus familiares, sobre
todo de su yerno Jared Kushner.
Trump mantuvo buenas relaciones con regímenes autocráticos como Azerbaiyán, Rusia, Kazajstán, Israel o Turquía.
Casualmente, en esos países Trump tenía negocios o contaba con inversores de
sus empresas o de las de su familia. No hay más que recordar cómo fue un
oligarca ruso relacionado con la mafia el que salvó de la quiebra al
rascacielos de la Quinta Avenida propiedad de la corporación de su yerno.
El Proyecto 2025 fue creado por una parte del equipo que Trump tenía en la
Casa Blanca. La sociedad sobre la que se sustenta es la Heritage Foundation, un aquelarre ultra al que se han
asociado los principales líderes de la extrema derecha mundial por su agenda
radical.
El documento, cuyo original es puesto a disposición de los lectores
de Diario16+ al final de este análisis, plantea,
entre otras cosas, el despido indiscriminado de
millones de trabajadores de la administración pública, la
ampliación de los poderes de Trump para acercarlo a los líderes autocráticos
que tanto veneran los ultras, el desmantelamiento de las
agencias de sanidad y educación y, evidentemente, recortes de
impuestos que sólo benefician a los ricos que, casualmente, son los que
financian la Heritage Foundation.
Hay otros elementos que preocupan es la llamada a la violencia política contra los que se opongan a la
implantación de este proyecto. «Estamos en el proceso de la segunda revolución
estadounidense, que seguirá siendo incruenta si la izquierda lo permite»,
afirmó el presidente de la fundación ultra en el podcast de Steve Bannon.
El documento es tan radical que, por cuestiones electoralistas, Trump
intentó desmarcarse de él. Sin embargo, sus creadores trabajaron para Trump
durante su primer mandato. El director del Proyecto 2025, Paul Dans, fue jefe de Personal de la Casa
Blanca; Spencer Chretien fue asistente especial de
Trump; Russell Vought fue miembro de la Oficina de
Gestión y Presupuestos. La propia Heritage Foundation ha reconocido que el
documento fue creado por miembros de la Casa Blanca designados directamente por Trump.
El Proyecto 2025 pretende eliminar cualquier redistribución de funciones de
la administración pública, es decir, que los poderes recaigan en su
totalidad en el presidente. Es decir, el modelo autocrático en el
que el jefe del Estado tiene el poder absoluto a la hora de tomar decisiones.
El documento, además, aboga por la eliminación de cualquier tipo de
protección para los trabajadores públicos de carrera que pueden ser despedidos
para ser sustituidos por políticos designados directamente por el presidente,
es decir, por Donald Trump.
No se salva ningún departamento, incluso los relacionados con la seguridad.
Para estos ultras el FBI es «una
organización arrogante que actúa al margen de la ley», según se señala en el
documento.
Evidentemente, otro de los puntos vectoriales de lo que será el programa de
gobierno de Donald Trump es el de la inmigración.
Entre las medidas se encuentra la deportación inmediata y masiva de decenas de
millones de inmigrantes, una idea que Trump sí que ha utilizado en su campaña
electoral.
Tampoco se libra la cuestión climática.
En un momento en el que las catástrofes atmosféricas se están cebando con
varias partes del mundo, como España o el propio Estados Unidos, el programa de
gobierno oculto de Donald Trump se ceba contra las políticas ambientales.
En concreto, reclama detenga la guerra contra los combustibles fósiles.
Casualmente, algunos de los principales donantes de Trump y de la Heritage
Foundation son magnates del petróleo. Los
objetivos de reducción de emisiones de carbono a la atmósfera son sustituidos,
por lo contrario, es decir, un incremento de la producción de este tipo de
combustibles.
Respecto a la economía, expone dos visiones contrapuestas en lo relacionado
con los aranceles y se contraponen dos elementos que son antitéticos: las
políticas proteccionistas defendidas por los ultranacionalistas y la defensa
del libre comercio del Tea Party.
Eso sí, todos están de acuerdo con la supresión de impuestos fundamentales
para garantizar el estado del bienestar y que lo único que provocarán es que
los millonarios sean más ricos y las clases trabajadoras más pobres.
Estos ultras que han confeccionado el programa oculto de gobierno de Donald
Trump no dudan en pretender cerrar las empresas tecnológicas que, casualmente,
son la competencia de Elon Musk.
La realidad es que el Proyecto 2025, que será la base fundamental sobre la
que se asiente el próximo gobierno de Donald Trump, es una especie de tratado
de la distopía que sólo tiene como objetivo el desmantelamiento de la
democracia y de los derechos y libertades de los ciudadanos. Eso sí, se hará en
nombre de una libertad que, en realidad, sólo encierra la autarquía.
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