JUAN CARLOS MONEDERO 10/11/2024
"Sigue el dinero", recomendaba la serie The Wire, truco infalible para
acabar con los verdaderos delincuentes. Resulta que Óscar Sánchez Gil,
el jefe de la UDEF (Unidad de Delitos Económicos y Fiscales) de la Jefatura
Superior de Policía de Madrid, la unidad policial encargada de, ni más ni
menos, hacer la pregunta esencial en los delitos económicos, es tan
presuntamente un delincuente que le han detenido junto a su pareja, otra
policía, en una operación donde han allanado un par de chalets suyos y aquello
parecía un banco suizo. Por traducirlo al castellano, la persona con las
mayores responsabilidades en España, la cuarta economía del euro, en la lucha
contra los delincuentes económicos, es, presuntísimamente, un principalísimo
delincuente económico.
Le han
pillado con 900.000 euros en la oficina (supongo que para
invitar a café a los amigos) y unos 20 millones de euros emparedados en
un par de chalets, como hacen en las películas los narcos que ya no saben
qué hacer con tanto dinero. Supongo que metes la pasta en las paredes porque te
desborda el dinero y no se lo quieres perdonar a tus socios. Sabes que son unos
delincuentes y no les van encima a regalar dinero. Así que todo a las paredes.
Es otra versión de la España del ladrillo. El PP sabe a qué me refiero.
La UDEF
ha tenido enormes responsabilidades en la persecución de los
adversarios políticos del Partido Popular en causas que, finalmente,
se han archivado, pero que han tenido a algunos partidos, como Podemos, muchos
años enredados y bajo sospecha. En la UDEF hay máximos responsables que han
estado encargados de poner a la policía al servicio de los intereses de
la derecha española. No era solo la llamada policía patriótica que,
además de a los independentistas catalanes, ha investigado a toda la gente de
Podemos "a ver qué encontráis". Es como una tupida red que, no
vendría mal, debiéramos saber hasta dónde llega. Igual sale el Emérito. En un
audio, el número dos del Ministerio del Interior, Francisco Martínez,
hablaba enfadado con un policía de su misma cuerda porque no encontraba nada
contra Podemos. Le gritó sorprendido: "¡Pero algo tendrán”! Pues eso, diez
años investigando de todas las maneras posibles a ver si encontraban algo. Sin
éxito.
Otro
máximo responsable de la UDEF fue José Luis Olivera. Pasó de
la jefatura de la unidad anticorrupción en tiempos de Alfredo Pérez
Rubalcaba (PSOE) a policía de máxima confianza del Ministro Jorge
Fernández Díaz (PP). Este máximo responsable de la UDEF fue el que
dijo, en una charla con el periodista de La Sexta Antonio García
Ferreras y el directivo de Atresmedia Mauricio Casals, que
"tampoco es muy costoso el meterle una cuenta a Pablo Iglesias de hace 5
años y luego que expliquen", a lo que apostilló el también presente
comisario Villarejo, con maneras de poeta romántico alemán (perdonen que
insista en recordarlo): "eso te lo hacemos con el rabo". Diez años de
mentiras con total impunidad. Y muy castizo, que para eso mandan, como buenos
cristianos viejos, con el rabo. (Villarejo, se quejaba, en términos parecidos,
de lo mucho que le debía el PP al Comisario Olivera: "es que se ha pasado
toda la puta vida haciendo favores, macho, a esta gente, joder (...) Que la
Gürtel los podía haber [al PP], vamos, los podía haber mandado todos a tomar
por el culo si no llegar a ser por este... y eso no se puedo olvidar en la puta
vida, eh". Luego, que cómo es posible que al PP lo dirija un tipo
que tiene un álbum de fotografías veraneando con un narco en Galicia.
No sé
si alguien le podrá pedir cuentas a los policías que hacen informes falsos para
instruir causas que se archivan. Cuánto dinero tirado. ¿Qué se hace con tanto
informe falso? (Quizá están entrenados para meter luego en los muros de las
comisarías, ocultos con mampostería, todos esos informes falsos que solo tenían
una intencionalidad política. Bueno, política contra Podemos, aunque para gente
como Óscar Sánchez Gil, que al parecer llevaba al menos cinco años
trabajando con los narcos, le ha brindado grandes emolumentos).
Dicen
las noticias que este pollo Óscar Sánchez disponía de coches de altísima gama,
varios BMW y un Lamborghini Huracán Spyder, valorado casi en 300.000 euros,
entre otros. Por algún sitio los conduciría. Supongo que si algún compañero le
vio alguna vez con un coche de esas características o en restaurantes
inalcanzables o que sabía de sus viajes o de cómo vivía (porque no me creo que
vivieran en la austeridad), debió pensar que le había tocado la lotería, como a
aquel otro gran político de Valencia al que en el Partido Popular siempre han
tenido en tan alta estima. Es lícito pensar que es la parte de colaboración
política de estos comisarios la que les ha brindado siempre impunidad. ¿Por
qué se le ha terminado ahora? Eso nos lo dirán los buenos periodistas.
La
UDEF, dirigida con esta gente, lleva muchos años inventándose pruebas contra
políticos y activistas de izquierda, contando a menudo con la colaboración de
jueces a los que no les parecía que lo que decían esos policías olía a pescado
podrido. No
tengo que irme muy lejos a buscar ejemplos. Me han acusado de financiar
ilegalmente a Podemos, de financiar a la guerrilla latinoamericana (no es
broma), de cobrar comisiones ilegales, de inventarme facturas, de blanquear
dinero, de manipular "con intenciones delictivas" unas fotocopias que
yo mismo había presentado al juez -había tachado en documentos entregados
también a la prensa el final de mi dirección de correo electrónico para evitar
que los trolls saturaran mi mail (donde, es lo que les
molestaba, se demostraba que la UDEF mentía. Quizá por eso tardó el juez
Escalonilla 4 años en abrirlos), de tener 92 cuentas, de llevar bolsas de
dinero, maletas de dinero, contenedores de dinero y de formar parte de la banda
inicial de la casa de papel (mi nombre clave era Heidelberg).
Todo, por supuesto, mentira, tras mentira tras mentira. Pero les daba igual.
Ahora vemos que la gente responsable de que se inventaran esas mentiras para
intentar matarnos (como se jactaba Ferreras, el de La Sexta) son unos redomados
sinvergüenzas. No creo que salga la gente del PP ni los jueces y periodistas
que trabajaron con ellos a decir nada.
La
pregunta siempre es ¿alguien nos devuelve el daño causado? Porque han sido diez
años con acusaciones, telediarios, tertulias, portadas, columnas, editoriales
gritando: "¡Culpables! ¡Culpables! ¡Culpables!" Todos sabemos que, en
nuestra sociedad saturada audiovisualmente, basta la acusación para que
la descalificación, el estigma, la sospecha hagan su trabajo. Todo, además,
bien engrasado, de manera que cuando terminaba un juicio, siempre empezaba
otro. A los odiadores profesionales y los tertulianos en nómina nunca les ha
faltado nueva munición. En España, las cloacas, como pasa cuando las herencias
de las dictaduras no se revierten, siguen muy activas. Hay lugares en el Estado
español a donde no es que no llegara el 15M: es que no llegó la Transición.
¿Cómo
hacer pagar por el daño personal causado y cómo devolverle a España el hurto de
una posibilidad política a la que no se confrontó con argumentos y con
ideología, sino
con aparatos del Estado, medios de comunicación y redes que se comportaron como
corruptos? Supongo que una posibilidad es decidirse ir a vivir en los
tribunales y poner decenas de querellas. Llevar ante la justicia a
todos aquellos y aquellas -Dolores de Cospedal estaría imputada si el Juez
García-Castellón no la hubiera exonerado- que han participado en el daño. Es
una posibilidad.
La otra
es entender que a España le siguen oliendo los pies y los sobacos a franquismo. Que en España puede gobernar la
extrema derecha -como acaba de pasar con Trump en EEUU- sin que se hayan
limpiado las instituciones de franquismo. Ahí está estos días de luto en
Valencia la policía compadreando con los fascistas y aporreando a los
desahuciados. Y a partir de ahí, que cada cual saque las conclusiones
apropiadas.
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