Aparicio, querido, tú dedícate a escribir del Atlético de Madrid (del que, por cierto, soy un sufrido seguidor más) y deja de decir sandeces y barbaridades, o exabruptos malintencionados, de Pedro Sánchez, que, dicho sea de paso, es hasta ahora el mejor Presidente de Gobierno que hemos tenido en la Democracia (para mí una mierda de Plutocracia). Tú sabes, mejor que nadie, que la Judicatura está jugando un “maravilloso partido de furbo” a favor de la derechona cutre y caduca de este país, pero que con los vascos y catalanes no les va servir de nada por muchos jueces engominados que se partan el culo por favorecerlos. Y, como es de cajón, mientras los vascos y catalanes sean gente que no se vende por cuatro reales, los fachisfoides no van a gobernar en España en mucho tiempo. Sin olvidar a Podemos, que, aunque no lo quieran reconocer los medios de desinformación, va a subir como la espuma en las próximas Elecciones acaparando todos los votos de los traidores de Más País y de Sumar a los que ya se les ha cantado “la tremenda” desde hace tiempo. Por último, Aparicio, querido, sólo una cosa: He vivido con Franco y, obviamente, todo lo que va de Plutocracia, y ni F. Gonzáles, ni mucho menos Ansar, Rajoy y Zapatero le llegan a la altura del zapato a Pedro Sánchez; y, claro, mucho menos los del Caudillo. Europa y medio mundo ha reconocido a Pedro Sánchez como un gran gestor y como una persona decente y honrada que ha sido capaz de enfrentarse a los yanquis reconociendo a Palestina y, como Alejandro Magno (el único que lo ha hecho) estando en primera línea de fuego jugándose el pellejo.
Santiago Aparicio 27/11/2024
Albert Camus siempre defendió la rebeldía como
mecanismo del ser humano para avanzar en la consecución del bien común (El hombre rebelde, Alianza Editorial). Hoy esa rebeldía
queda reflejada en Juan Lobato y
su no plegarse a los dictados de la dictadura instaurada en el PSOE por el
sanchismo. Ahí tienen a los palmeros paniaguados de la prensa y a los sugus,
debidamente orientados por la cúpula de Ferraz, calificándole de traidor cuando
en realidad lo único que ha hecho es rebelarse de manera camusiana. Eso «¡No,
por ahí no paso!» que ha resonado hasta en las profundidades del sistema
sanchista y que ha dolido por ser un secretario general de la misma
“federación” que su sanchidad.
Esa rebeldía de Lobato, quien en su momento no supo rodearse y tragó con lo
peor que puede ofrecer el PSOE-M, es la lucha de miles de afiliados del PSOE
que no son complacientes con el sanchismo y que llevan unos años sufriendo
persecución por parte de las hordas alentadas por Santos Cerdán y sus esbirros sanchistas. Miles de
militantes que han visto cómo Pedro Sánchez y Félix “Lavrenti Beria” Bolaños les arrebataban la
democracia interna, la misma posibilidad de expresarse, de ejercer la libertad
de pensamiento o de poder competir “electoralmente” en el interior del partido
y en el exterior. Muchos han sufrido procesos de depuración y expulsión del
paraíso sanchista, otros abandonaron asqueados y muchos de los que han
permanecido se ven sometidos a la vigilancia y la delación de las tropas
sanchistas.
Lobato está sufriendo un “Tomás Gómez”
alentado, dentro de Madrid, por los mismos que le cambiaron la cerradura al
ex-secretario general del PSOE-M. Las huestes de tanto Rafael Simancas como Miguel Arranz están moviendo sus piezas para
trasladar a la prensa y a quien quiera oír que lo realizado por el actual
secretario general del PSOE-M es un grave acto de traición y, por ende, es
necesaria su purga total por actuar de forma, a toda vista, legítima —por
tratarse de los trileros mayores del reino— y legal —siendo alto funcionario
del Estado conoce perfectamente la legislación—. Todos esos que filtran a la
prensa el desasosiego, la frustración y la traición de Lobato —quienes le
alababan hace un par de semanas, por cierto, porque son así de arrastrados— se
entregan a la deshumanización y la persecución del dirigente madrileño a la
espera de rascar algo, aunque sea estar cuatro años más en la oposición
llenando su cuenta corriente sin hacer nada.
No se lo han cargado ya porque la misma ley que protege a Sánchez, y que él
impuso para que nadie le echase, protege a Lobato. Eso sí, esta rebeldía puede
ser el despertar de la FSM, de esa federación que no se callaba ni debajo del
agua, que era un remanso de democracia, de disputa ideológica (y por cargos, no
hay que mentir) y de no venderse por cuatro mendrugos de pan. Una federación
que era capaz de proveer al partido de cuadros y dirigentes cualificados y con
amplia experiencia profesional o cuadros cuajados en las asambleas del partido
sin lamer el culo del jefe de turno. Esas federaciones que fueron laminadas
(salvo la asturiana) por José Luis Rodríguez Zapatero —el
ideólogo y machaca en la sombra del sanchismo, aunque éste carece de ideología
en sí— para contentar a los cuatro nacionalistas amargados que pululan por
algunas federaciones.
Militantes sin voz y sin capacidad de actuación ven con cierta simpatía la
rebeldía de Lobato. Solo hay que pasarse por los foros, los pocos que van
quedando, del no sanchismo existentes en el PSOE para darse cuenta de lo que se
comenta más arriba. Les han arrebatado la voz y la democracia por el empuje de
masas embrutecidas que pensaron que Sánchez y su banda de ladrones —por
utilizar la reflexión de san Agustín— eran los defensores de la clase
trabajadora. Esa clase que hoy es repudiada por el ejecutivo monclovita, como
lo es esa clase media a la que se está empobreciendo siguiendo las órdenes de
la coalición dominante. Dicho con las palabras de Christophe Guilluy, los desposeídos en
la actualidad.
Y no Sánchez solo está a lo que mejor le convenga a Sánchez y su grupo de
amigos-coaligados en el mal. Esas masas, que carecen de visión, comprensión y
capacidad analítica siguen persiguiendo a los militantes discrepantes y ahora
se han lanzado contra Lobato, quien no deja de ser un símbolo de esa rebeldía
propia del PSOE de toda la vida, cuando se podía pensar algo distinto a lo que
expresase el dirigente máximo. Cuando dar palmas a lo que dijese el secretario
general estaba mal visto. Donde las intervenciones en los comités federales
solo podían ser en sentido crítico a los expresado o ejecutado por la
ejecutiva/gobierno. Zapatero y José Blanco —el
padre político de todos los que hoy conforman el sanchismo— pusieron la primera
piedra contra a la democracia interna, el sanchismo es el último paso para
tener un partido de pagacuotas, focas
aplaudidoras y lamedores del dirigente máximo.
Se han lanzado con excesiva fiereza contra Lobato e igual lo que provocan
es una reacción en cadena, porque ya existe cierto hastío en muchos militantes
frente a la dictadura sanchista. No podrá ser en el 41º Congreso federal porque
van palmeros y pelotas, pero en los congresos regionales no habría que
descartar algún tipo de revuelta. Más si cabe cuando el sanchismo está podrido
por la corrupción de los fontaneros y de la esposa, por no hablar de la mayor
corrupción que viene soportando el otrora PSOE, la corrupción moral. Igual la
rebeldía de Lobato supone la chispa de la rebelión mayor. Cuando se lleva a las
personas a una opresión enorme la respuesta puede ser sangrienta. Que se anden
con cuidado muchos porque esos militantes sojuzgados han tomado buena nota de
quienes son copartícipes y/o coadyuvadores de la dictadura de Sánchez.
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