Vicente Mateos Sainz de Medrano 05/11/2024
Cuando iban contabilizadas las primeras 51 víctimas mortales por la DANA, a
Feijóo no se le ocurrió otra cosa que anticiparse e ir al Centro de
Coordinación Operativa Integrado, conocedor de que Pedro Sánchez iba a
visitarlo a media mañana, con el objetivo de acusar al Gobierno de no haberle
informado de nada, en lugar de dar apoyo y solidarizarse con las víctimas en
las que no pensó —no parece tener esa capacidad—; obsesionado con derribar al Gobierno como sea, como confirmó su
lacayo Tellado en la filo fascista esRadio. Feijóo no pensó —o le dio igual— el
efecto deleznable de sus palabras en medio de una tragedia humana que obliga a
administraciones y partidos, al menos por decencia, a estar a una: ayudar a
paliar la catástrofe y solidarizarse con los afectados y familiares de las
personas fallecidas.
¡Pero no! Feijoo tenía que añadir su propio barro al dejado en las calles
por la DANA, y siguió embarrando poniendo en cuestión las predicciones de la
AEMET, para tapar la inoperancia del presidente de la Generalitat, Carlos
Mazón, responsable de coordinar y pedir ayuda al Gobierno. La cronología de los
hechos le desmiente y pinta la cara a Mazón por su gestión caótica en las
primeras horas de la tragedia. El primer aviso de la AEMET sobre lo que podía
pasar fue el día 20 de noviembre. El 26 emitió una nota informativa que preveía
la llegada de una gota fría de intensidad torrencial, aviso que repitió el 27.
El lunes 28 activó el nivel naranja de alerta. El 29, día de la tragedia, a las
07:35 lo elevó a nivel rojo, y a las 08:00 informó de peligro extremo de
inundaciones y pedía alejarse de cauces, ramblas y zonas bajas.
A las 13:00 horas, Mazón hizo una declaración pública informando que en
torno a las 18:00 disminuiría el temporal, porque se estaba desplazando a la
Serranía de Cuenca. A esa hora había comenzado la tromba bestial de agua en
varias localidades, con epicentro en Paiporta, anegando calles, inmuebles y
garajes. Sin embargo, Mazón esperó a las 20:00 para que Protección Civil
enviara un aviso de emergencia a la población vía móvil: doce horas y media
después de que la AEMET decretara la alerta roja. Cronología de la pasividad e
ineficacia de Mazón, a la que se añade la conversación telefónica que Pedro
Sánchez mantuvo con él desde la India, el mismo día 29, en la que rechazo la
ayuda ofrecida por el Presidente con un no es necesaria.
Mazón esperó a las 20:30 para solicitar la participación de la UME, cuando las
riadas destruían ya puentes, carreteras y vías férreas. Durante las horas de
inicio de la tragedia Mazón presidió tres actos ajenos a la Dana, que ya estaba
haciendo estragos.
Hechos que le hacen responsable del descontrol en las primeras 72 horas por
la falta de coordinación logística, por restar importancia a la información de
la AEMET, y rechazar la ayuda que le ofreció Pedro Sánchez. De no haber
suprimido nada más formar Gobierno la Unidad Valenciana de Emergencias, creada
por el Ejecutivo anterior de Ximo Puig, al menos la coordinación en las
primeras horas habría tenido un plan. Responsabilidad que no puede borrar los
gritos de asesinos que dirigieron al Rey, Pedro Sánchez y Mazón, integrantes
del grupo de ultraderecha Revuelta, marca juvenil de Vox, que actuaron de
manera premeditada y coordinada, según el Ministro del Interior.
Responsabilidad que reflejaba la cara de Mazón, que le llevó a contradecir
a Feijóo, que la mañana del 29 le exigió que la gestión de la crisis quedara en
las manos de la Generalitat, cuando reconoció la buena disposición del
Gobierno, y agradeció la rápida presencia del presidente Sánchez, al que tenía
al lado, en rueda de prensa. Buena sintonía con el Ejecutivo que enfadó a su líder y expuso públicamente—otra vez— las
contradicciones que anidan en el PP y su falta de liderazgo, cuya denuncia
quejosa de no haber sido informado por el Gobierno —no existe normativa que lo
exija—, evidenció la soberbia de siempre que exacerba su ego. Y lo más
execrable, a usar políticamente la tragedia sufriente de los afectados y
familias de las víctimas. Palabras infames que le han afeado distintos barones
y personas de su círculo cercano, que le pidieron no hacer declaraciones
públicas hasta que se calme el desaguisado.
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