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lunes, 15 de agosto de 2016

ALFABETIZACIÓN FISCAL


 

ALFABETIZACIÓN FISCAL.

 

El que tengamos en el Gobierno ministros que no tienen titulación universitaria, realmente, no debería significar otra cosa que la gran capacidad de análisis que poseen algunas personas aún sin haber tenido la formación que los estudios universitarios dan.

Nada que objetar a que se alcancen en la vida metas muy difíciles de otorgarse incluso poseyendo estudios superiores. Y mucho menos, nada que cascar las liendres, en el caso de políticos, rodeados de asesores “expertos” en cualquier cuestión que se pueda plantear. Pero, el problema surge cuando esos “expertos” asesores no lo son tanto, ya que, proceden de la canonjía y más que asesores son “comisarios políticos” (con disponibilidad total para “asuntos” del partido) al estilo, preferentemente, libertario-social (que ya me dirán Vds. como se tasca) y, también, por descontado, sin estudios en muchos casos.

Entonces ocurre que, para compensar la incapacidad de interpretación de algo tan “complejo” como es la cuestión fiscal, la alfabetización fiscal, se recurre –caso del ministro de Fomento- a actuar como trapisondista. Algo muy propio de cualquier conciencia errónea y muy común, por otra parte, en algunos -con perdón- politicastros.

Porque, manifestar –como lo ha hecho este ministro- que la presión fiscal de los españoles es inferior a la media comunitaria es de un desconocimiento (o modo de ocultación, muy dado en falsos progresistas) que roza la estulticia, pues, según los inspectores de Hacienda –que, digo yo, algo sabrán de esto-, los trabajadores españoles (y no hablemos ya de los extremeños –el IRPF más alto del País-, donde con el mismo salario que un valenciano se contribuye con mil euros más) soportan un esfuerzo fiscal por encima de la media de los países del euro en razón de que, aunque los impuestos sobre las rentas del trabajo son inferiores (del 37,8% frente a una media comunitaria del 43,1%), aún es menor el salario medio, que en España está situado en 22.802 euros (mejor no decir el de los extremeños, para que no les entre la risa), el más bajo de Europa, sólo por encima de Portugal y lejos del de Alemania (43.942 €) o Francia (32.286 €) y del sueldo medio de la UE (33.997,5 €). O sea, para entendernos: un español “dispondrá”, después de cubrir la presión fiscal, de unos 14.000 € (un extremeño de… no, que se ríen); un alemán de, aproximadamente, 25.000 € y un francés andará rozando los 20.000 €. La disponibilidad media de los europeos podría situarse entre los 20.000 y 22.000 € para disfrute de su estado de bienestar.   

Mas, si se consideran los impuestos que gravan el consumo (IVA e impuestos especiales) y se añaden los impuestos sobre sucesiones o las tasas municipales y autonómicas (en la Junta de Extremadura, estoy seguro que, si te pillan, te cobran una tasa hasta por hacer de llorona en un velatorio, pues, aunque no se lo crean, todavía hay pueblos -¡que adelanto tiene esta región!- en los que se utiliza este servicio y el de rezona), la presión fiscal podría incluso sobrepasar el 50%. Sin contar, claro está, la presión que sufrimos los que vivimos en Castuera que, como ya señalé en otra ocasión, es colíder con Salamanca de la “Liga” nacional del morro impositivo.

Y todo ello sin tener en cuenta el fraude fiscal de empresas y autónomos que, obviamente, rebaja dicha presión fiscal, ya que, como todos sabemos –algunos desde hace mucho tiempo- las empresas apenas pagan impuestos por sus beneficios, pues la tributación fiscal efectiva no supera el 10%, un tercio del tipo nominal del Impuesto sobre Sociedades y que se ha reducido a la mitad en los tres últimos años; y los autónomos (a los que siempre he defendido y lo seguiré haciendo, pero por otras razones, y no a estos) tampoco pagan, sobre todo los profesionales de ciertas ramas, que no hace falta señalar porque son de todos conocidas, que declaran beneficios inferiores a 12.000 €/año, algo tan ridículo que no se explica uno como Hacienda tiene con ellos tan buenas tragaderas.

Resumiendo -con estudios o sin ellos, igual da- el socialismo, ¡quien nos lo iba a decir!, va camino de que nos hagamos la siguiente pregunta: “¿Cuándo nos hayan despojado de todo y ya no nos puedan arrancar más, de qué van a vivir estos prójimos… y prójimas?  

18-08-10

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