TERROR PREVENTIVO: LA EDAD DE JUBILACION.
Lo
de utilizar el miedo, en algunos casos el terror, es algo inherente a la
política y, últimamente, está proliferando demasiado: cuando no es el
terrorismo (con esos “avisos” de que se puede dar un secuestro o un atentado
que luego no ocurre, pero que consigue desviar la atención de otros problemas),
es el paro (que, axiomáticamente casi, no es el que es, pues con una tasa
cercana al 20% el conflicto social estaría servido y sería ineludible).
Hace
unos días, el Gobierno ha puesto el grito en el cielo con el lanzamiento de su
último “terror preventivo”: ¡Peligran las pensiones y hay que alargar la edad
de jubilación! Muy fácil entender, sin pasar por Salamanca ni por la
Universidad Popular de mi pueblo, que se refiere a las pensiones y a la edad de
jubilación de los trabajadores… Las de los ricos y poderosos, las de la casta
política, las de los ejecutivos y banqueros y las de los deportistas de élite,
entre otras, están garantizadas con sus altos emolumentos: no necesitan ninguna
pensión para su retiro, si es que éste se produce, que ocurre rara vez salvo en
política y deporte (en el de estos últimos porque no quedan más salidas, y aún
así, trabajando poco tiempo, reciben una pensión vitalicia mucho más alta que
la media). Y, sí como ocurrió en un tiempo de triste recuerdo para este país,
hay que salir corriendo porque la cosa se pone fea, se llevan lo “suficiente”
para vivir en el exilio en un chalet a las afueras de Paris, Roma, Londres,
Miami, México, Buenos Aires, etc. hasta que se pueda volver o mientras viven.
Mas,
un rápido análisis de la situación española, nos lleva a mostrar el total
desacuerdo con la política del “¡que viene el coco!” que se nos quiere, en mi
opinión, inculcar. Y así, se me ocurre (perdón por la osadía) que en absoluto
sea necesario alargar la edad de jubilación si, por el contrario, se trata con
objetividad el tema salarial de este país, que -no quisiera ser muy reiterativo
porque ya lo he expuesto en otros escritos- está vetusto y somos de entre los
peor pagados de la OCDE (los países ricos), con más del 63% de los trabajadores
mileuristas (18,3 millones).
Y
para ello, el Gobierno, en lugar de anunciarnos su próxima “fobia provisoria”:
¡hay que recortar los salarios!, más pánico anticipado del que hablaremos en
otro escrito, debería empezar por valuar que el sueldo mínimo pagado en España
(según Eurostat, 728 €) está entre los más bajos de la UE, que, para que se
hagan una idea de su extravagancia, dicta bastante del de Luxemburgo (1.642 €),
Irlanda (1.462 €), Bélgica (1.387 €), Holanda (1.382 €), Francia (1.321 €) y el
Reino Unido (1.010 €), entre otros países. Aunque, por supuesto, estaremos en
el llamado acrónimo ingles PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España).
Simple
pues deducir que si nuestros salarios fueran cercanos a los de países de
nuestra órbita (Francia, Alemania, Dinamarca, Reino Unido, etc.) como lo son ya
nuestros precios –un café vale en París un euro en la mayoría de los bares
desde que empezó la crisis, menos que en muchos bares de Extremadura-, la
recaudación del Estado, vía seguros sociales (de ahí “sale” la pensión… sólo de
los trabajadores, claro), sería más que suficiente para mantener, sin necesidad
de alarmismos pavorosos, nuestro sistema de pensiones. Y ello sin contar que un
salario “acorde con los tiempos” repercutiría mucho en el consumo, lo que, a su
vez (vía IVA y demás impuestos indirectos), aumentaría considerablemente la
recaudación estatal y desterraría el fantasma del paro (otro pavor
gubernativo), el déficit y la deuda pública, pues, a nadie se le escapa ya que:
salario induce a consumo (a los pobres nos gusta mucho comprar), el consumo
crea empresas y las empresas dan trabajo y, por tanto, restan paro, además de
contribuir con sus impuestos (sociedades, módulos, estimación directa, etc.),
aún a pesar de que se regodean en el fraude fiscal, a aligerar las cargas del
Estado.
Pero,
incuestionablemente, con lo dicho anteriormente, bajaría el consumo de yates de
lujo, automóviles de alta gama, jets, chalets de lujo, fincas de caza, etc., y
en los puertos de mar se notaría mucho la falta de los barcos de los atracos
(¡perdón, perdón!, de los barcos atracados he querido decir). Así, sin duda, el
tema salarial es una rémora para el consumo y el progreso de este país, que por
ese motivo, entre otros, es uno de los países “desarrollados” donde se dan mayores
desigualdades sociales.
Volviendo
al tema de la jubilación. Si ni siquiera fuera factible con la “formula”
anteriormente expuesta garantizar los ingresos necesarios, el gobierno debería
dar ya, sin más pérdida de tiempo, el “revés encima de la mesa” para atajar el
misérrimo Salario Mínimo Interprofesional (SMI, ahora en 633 €) y dejarlo en
algo más de mil euros si quiere “talar” el Establishment empresarial; la
economía sumergida (sobre todo de ciertos profesionales liberales) cercana al
25% del PIB; el fraude del IVA; el exceso de funcionarios (el colectivo que
arroja la peor relación salarios-productividad) que es una ruina y sino que se
lo pregunten a Extremadura, “Guinness del país” en este menester; las ganancias
de los ricos (un 27% más a pesar de ser un año de recesión) y su fraude a la
hacienda pública, sin entrar en las famosas SICAVs que es otra trapacería
encubierta; todo lo relacionado con la Banca y Cajas de Ahorro (quizás su
nacionalización arreglaría muchas cosas) y sus Ejecutivos y los sueldos
desmedidos y bonos inexplicables; las prejubilaciones, que en España se están
utilizando para ayudar a las empresas que quieren despedir a sus trabajadores
de mayor edad, algo que debería prohibirse como ocurre ya en varios países
europeos; el elevado número de políticos (76.000, sin contar Asesores y Cargos
de libre designación) con sueldos, en muchos casos, por encima de los
15.000/20.000 euros mensuales; etc.; etc. Y, por vergüenza torera, debería
acabar con la discriminación ofensiva que supone la jubilación de la prosapia parlamentaria,
de los Diputados y Senadores, que con sólo once años en el cargo cobran la
máxima pensión y con solamente siete el 80%; y no digamos ya, la jubilación de
oro de los Ex Presidentes de las CCAA como es el caso de Extremadura. Además
de, como no, intentar acabar con la corrupción política (que perciben ya el 88%
de los españoles nada menos) y con las “endorfinas sociales” de los sindicatos
y su silencio culpable cuando dan por bueno que hay que congelar sueldos si con
ello (¡y un porrón!) se garantiza empleo.
En
resumen: el retraso obligatorio de la jubilación penaliza a las clases
populares que viven menos años. Las clases menos pudientes, de esta forma,
trabajan más años para pagar a las más acomodadas. Pero, en cualquier caso, la
sociedad siempre encontrará como conseguir los recursos necesarios para
financiar las jubilaciones, y “la consternación protectora” no viene a cuento y
es una inopia más del gobierno.
08-02-10
No hay comentarios:
Publicar un comentario