EL DÉFICIT.
Si,
como parece, el déficit público está provocado, entre otros muchas torpezas,
también, por los respaldos que se han hecho a la Banca (ya saben, el FROB que,
no se lo pierdan, puede llegar hasta ¡90.000 millones de €!), uno se pregunta
si el problema no es saber cuándo se nos van a restituir esas capitales
¿pignoraciones?, y a qué interés, para poder remediar nuestras cuentas
públicas.
Da
la impresión de que, si se suben los impuestos para arreglar la más que ardua
cuestión de ingresos y gastos públicos, es, quizás, porque nunca se piensa
recuperar lo invertido en “sanear” las entidades financieras. Lo que nos lleva
a pensar que no es un empréstito sino una dádiva en lo que ha consistido la
trágala que, junto con las ineptitudes (y ciertas “disposiciones” para ganar
las pasadas elecciones, como lo fueron el cheque bebé y los famosos 400 € a
todo el mundo, incluidos los “pobres” que tienen ingresos anuales de más de un
millón de €), tiene al Estado al borde de la ruina.
Sin
entrar en que, aparte de los directivos y ejecutivos bancarios que se llevan un
buen pellizco (la media es de más de dos millones de € año), la POLÍTICA
salvará parte del saqueo financiero con los créditos necesarios para
elecciones, etc., etc. que luego serán condonados (que no es otra cosa que una
vulgar martingala pública o, si lo prefieren, la “corrupción legitimada”), nos
encontramos con que no sólo con subida de impuestos se arregla la “falacia
encubierta” y es necesario reducir el gasto. Lo que, según parece, se va a
llevar a cabo con una pantomima direccional insuficiente (por ejemplo, eliminar
la dirección de la Biblioteca Nacional) y la supresión de altos cargos (o
bajándoles nimiamente el bochornoso salario que perciben, muchos presumiendo de
ser de izquierdas y tan contentos como la Sra. Pajín con sus más de 20.000 €
mensuales) y reducción del funcionariado y personal contratado en general que,
además, va ver rebajado un 5% su salario... su desproporcionado salario (el de
mi esposa, auxiliar sanitaria en una residencia de ancianos, es de 928 € al mes
por trabajar no sólo en la jornada habitual sino también en domingos, festivos
y en turnos de mañana, tarde y noche a capricho del comisario político que
tiene de jefe de personal). Y eso sí, sin tener en cuenta que lo del 32-34% de
funcionarios no es común a todas las CCAA, sino algo muy significativamente
extremeño y de la forma equívoca de gobernar esta tierra que tiene la política
que aquí se hace (en claro afán de perpetuarse como el PRI de México, que
esperemos no convierta Badajoz o Cáceres –Plasencia no está tan lejos- en
“florecimientos” como Ciudad Juárez), pues el resto del País no llega en ningún
caso a la media europea.
Por
tanto, a mi modo de ver, para que España sea económicamente viable y no haya
déficit público es necesaria una reforma política y administrativa, ya que, es
insoportable mantener más de cien mil políticos (entre los que, para remate,
muchos más de la mitad son, con perdón, simples “timbreros”, y en Extremadura,
además, vasallos de los no más de cinco “nobles” que disponen) y muchos miles y
miles de sindicalistas liberados (una gran parte de ellos producto de la
canonjía) que también viven del “cajón” del Estado. Además de, evidentemente,
haciendo que paguen las élites deportivas y las “otras”; fiscalizando bien las
famosas SICAVs y el patrimonio de los ricos y hacendados (diez mil sólo en
Extremadura); combatiendo con dureza el fraude fiscal, la superchería del
desempleo (para que estén todos los que tienen que estar y no estén los que no
están, y no se puedan utilizar las cifras para intimidar) y la economía
sumergida; con una buena legislación contable para la empresa (para todo tipo
de empresas, dejando los leasing y renting –el mercedes que se lo compre cada
uno con sus dineros- sólo para útiles, maquinaria y vehículos industriales) y,
por supuesto, estableciendo un SMI acorde con los tiempos que corren (no menos
de mil € y seguirá siendo de los más bajos de la UE) para regularizar todos los
salarios que serán los que traigan el consumo necesario para crear empleo y,
obviamente, llenar las arcas del Reino. Y como norma extraordinaria, por
descontado, haciendo que esos funcionarios (no los honrados, que son la
mayoría) hagan su trabajo y no pierdan la mitad del día “fumando, de baja y en
otros menesteres (sobre todo políticos)”.
20-05-10
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