DE LA PRODUCTIVIDAD Y DE LOS SALARIOS
Las
clases trabajadoras de muchos países, entre ellos España (con un Gobierno
Socialista que ha engañado a todos, incluidos sus propios militantes y
simpatizantes, poniéndose del lado de la Gran Banca y la Gran Empresa), están
viviendo la ola más nefasta, irrazonable e intransigente desde la implantación
del sistema capitalista. La productividad es el último machaqueo continuo de
eso que se ha dado en llamar neoliberalismo, que no es otra cosa que el
fascismo vestido con traje de fiesta y una careta democrática para ocultar sus
mezquindades en forma de bipartidismo al servicio y acatamiento del dinero. Más
productividad y menos salario es su máxima. Dicho en plata: mayor beneficio y
más pobreza y mayor mansedumbre. Esclavismo a la vuelta de la esquina y
derechos arrinconados a las clases trabajadoras que retrocederán fuertemente en
sus logros sociales y laborales, desmantelados poco a poco mediante una
decadente educación, peor formación y una total desinformación. Crecientes
desigualdades de renta y, por tanto, peligro de desórdenes; aunque estos no
sean del estilo del de los árabes del norte de África, dada la “mejor
educación” y la menor pobreza de los ciudadanos del mundo desarrollado, pero
que pueden dar lugar a que alguien se suba en una caja de cervezas y haga una
proclama propia de otros tiempos y tenga mucha aceptación. Claro que, ¿no sería
casi lo mismo que tenemos?
En
USA, referente para todos los países desarrollados, mientras el PIB se ha
doblado en los últimos treinta años, el salario solo ha aumentado un 1% en ese
tiempo. De tal modo que el incremento de la riqueza que los propios asalariados
propiciaron ha ido a parar a los más ricos: 150.000 declarantes de renta ganan
más que 120 millones de trabajadores. El 1% de la población de este país, que
tiene la mayor renta, ha doblado, por ejemplo, el porcentaje de su renta,
pasando de representar el 9% del total de la renta nacional en 1977 al 20%
ahora. En realidad, las rentas superiores (0,1% del 1%) han triplicado su
renta. Y, ¿cómo se explica lo ocurrido?
Pues, sencillamente, porque el fuerte incremento de la productividad no ha
repercutido en los trabajadores, sino en los propietarios de los medios donde trabajan
y en los centros financieros que manipulan, especulan y gestionan tal dinero.
Todo, por supuesto, ha pasado con el apoyo del Estado federal.
En
España ha sucedido lo mismo: el salario medio era prácticamente el mismo en el
año 2008 que en el año 1995 y el crecimiento de la productividad se ha ido
concentrando en los más ricos, de tal manera que somos según el Luxembourg
Income Study (el centro de datos sobre distribución de renta más creíble) uno
de los países desarrollados con mayores desigualdades de renta. El coeficiente
Gini (indicador de desigualdad) de España es 0,315, una cifra sólo ligeramente
inferior al de EEUU (0,372). De manera que, al igual que en USA, la bajada de
los impuestos a los más ricos, cuando no la eliminación como es el caso del
Impuesto de Patrimonio (único que les hacia pagar algo), y el engaño manifiesto
del Impuesto de Sociedades del que, como todo el mundo sabe, no se recauda
realmente más del 10%, es producto de las políticas regresivas de los sucesivos
Gobiernos españoles desde 1995. Sólo hay que ver que el tipo máximo impositivo
ha bajado 13 puntos durante el periodo 1995-2010, el bajón más alto en la
UE-15.
Así
pues, si hay poco dinero, si se lo han quedado entre unos pocos solamente y que
encima no contribuyen al Erario con casi nada, y si el poco que queda se lo
damos a la Banca para que aumenten los beneficios de sus accionistas y
directivos (algunos de los cuales deberían estar en la cárcel por delitos
demostrados de fraude fiscal) quitándoselo, para compensar el latrocinio, a los
funcionarios y bajándole la nómina a los demás asalariados a base de subir
impuestos y precios de los servicios más necesarios, ¿cómo quieren solucionar
lo del empleo?… ¿sin consumo por la falta de poder adquisitivo piensan crearlo?
Valiente atajo de trompetistas y engañabobos nos ha tocado soportar. Pero la
sociedad está harta de tanto degenerado viviendo del cuento de la política y,
aunque para la “guillotina” ya es tarde, nunca se sabe lo que puede ocurrir
cuando se despierta una fiera; y mucho menos si está acosada y herida.
La
pregunta, entonces, es obvia: ¿podrá cambiar alguien este devenir neoliberal?
Por supuesto, una cosa está muy clara: no se puede arreglar ningún problema con
las armas que lo crearon. Además de que es difícil que las cosas cambien cuando
se ha amaestrado, mediante el enchufe, a tantísima gente en pueblos y ciudades
que son ahora muy manejables.
11-04-11
No hay comentarios:
Publicar un comentario