¡QUE VIENE EL LOBO!
-Abuelita,
abuelita, que boca tan grande tienes-
-Abuelita,
abuelita, que dientes tan grandes tienes…
¡Coño,
porque soy el lobo!
Es
un chiste insulso, pero evidencia lo que para algunos supone eso de la llegada
de otra opción política que en nada se diferencia de la que mal gobierna
actualmente. Porque, ¿no será que el “lobo” está aquí ya? ¿No será que el
“lobo” lleva ya mucho tiempo entre nosotros? Desde luego, si llega alguien
-algún “animal”- y nos quieren meter en el cuerpo un miedo más horrible que con
éste, deberán buscar otro “bicho” peor.
Pero
bueno, mientras llegan otros (ello suponiendo que no haya cambios en la ley
electoral y pudiera ocurrir que no lleguen) que, por supuesto, no van a ser
“hienas”, los datos de la actualidad social, educativa y económica, entre
otros, son fiel reflejo de que hay que cambiar ya, sin dilación, o todo tendrá,
con los que sean, muy mal arreglo. Pues, que no nos engañen, somos el País -de
los desarrollados- que menos dinero invierte por habitante en políticas de
desarrollo social; uno de los que tienen los peores índices en educación y
ninguna Universidad entre las 250 mejores; y hundido económicamente con los
salarios y las pensiones entre las más bajas de la OCDE y casi cinco millones
de parados y una economía sumergida que ronda el 25% del PIB y está en aumento,
amén de la empresa, entre las europeas, que menos cotiza al Erario en términos
reales (solo un 10% del que le corresponde) y el único País del mundo en el que
ganan menos los profesionales que sus empleados (unos 11.000 € anuales,
¡increíble!). Aunque, eso sí, con más coches oficiales, en términos reales no
porcentuales, que los Estados Unidos de América del Norte y solo por detrás de
los italianos, y con una Autonomía que ha comprado y mantiene 38.000 móviles
oficiales. Dos retratos ejemplo de nuestro desarrollo.
09-11-10
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