COMILONA PREELECTORAL: ABARBANDO EN EL ZURRUTACO
Un
familiar muy querido –de “derechas”- contaba que durante la República había
comilonas en los pueblos cada dos por tres. Que la República se hundió por las
comilonas, exageraba. Que la gente de los comités socialistas –decía- quitaban
el trigo a los labradores y se lo repartían ellos que, luego con dinero,
estaban siempre de comilona. Y que, como el pueblo pasaba hambre y penalidades
por ello, el apoyo al levantamiento fue muy exitoso y la izquierda perdió, por
su egoísmo (¿el mismo que tiene ahora?), una oportunidad histórica para haber
hecho un País verdaderamente desarrollado social y económicamente en vez de dar
lugar a una contienda civil con los fatídicos resultados que todos conocemos.
Bueno.
Cosas de otros tiempos que mejor olvidar ya. Pero… ¿y las similitudes?
Cada
año, desde hace nueve, se celebra en Castuera, con gobierno “socialista” (lo de
socialista está entre comillas porque el término es un decir –igual podríamos
haber dicho con gobierno cacique y el acierto hubiera sido total-, como es
fácil entender si se vive en este pueblo), una gran comilona, llamada
oficialmente “festival gastronómico”, que congrega a mucha gente en el “salón
del ovino” (ya saben… ¡donde los borregos!) para que conozca y saboree unos
productos de la tierra (30 corderos; 560 kilos de carne de cerdo; 150 litros de
leche; 300 quesos de oveja –¡cómo se van a poner algunos!- y no sé cuantas
cosas más, si la memoria no me falla, en esta ocasión) que ya conoce de sobra, como es más que lógico
suponer, dado que, aunque algunas de las personas que participan sean
inmigrantes venidos para “disfrutar” la Semana Santa, la mayoría son
autóctonas. Y es curioso que un evento semejante, que, de celebrarse –no hace
ninguna falta y cuesta un ojo de la cara-, se podría llevar a cabo en otra
fecha cualquiera, se realice precisamente el sábado de Pascua que es un día muy
señalado y ocasiona grandes pérdidas a la ya maltratada hostelería local
(incluidos los locales alquilados, propiedad del Ayuntamiento, que pagan una
buena pasta de alquiler; bastante más de los ¡600 € año! que cuesta el de la
Isla de Zújar -turismo rural con concesión nada menos que por 25 años- al
marido de la secretaria particular del Sr. Alcalde y empleado del Ceder). Pero
además, e independientemente de esa alerta de los medios de comunicación sobre
posible epidemia de obesidad en Extremadura, ya que, una de cada tres personas
extremeñas sufre sobrepeso (la mayor tasa del País) y un 45% tiene colesterol
alto, amén de que los niveles de tabaquismo y diabetes superan la media
nacional, el Alcalde podía haber pensado en los funcionarios y resto del
personal del Ayuntamiento a los que se le pellizca el sueldo (el miserable
sueldo de muchos de ellos, equivalente al año al suyo de un mes) y los gastos
que supone esa comilona -de estilo de otros tiempos- haberlos dedicado a
compensarles en lugar de disponerlos para darse un baño de masas… y de
chuletas. Claro que, todo sea por el pueblo, ¿hambriento por su culpa?, que lo
que necesita es comer, abarbar y adoctrinarse convenientemente siguiendo ese
lema que dice: “mientras más ignorantes, mejores votantes; y si además les das
un pesebre, te votan alegre”. Y con el distintivo de esos “paraninfos” del
populismo pesoista y las casas de la curtura de ahora “modernamente” en
Extremadura: ABARBANDO EN EL ZURRUTACO… a cuenta de jilancia, claro.
¡Dios
mío del alma! ¡Qué pena de pueblo en estas manos! Qué pena ver como estos
socialistas de ahora sólo han sabido copiar lo único malo de la República, de
los malos “republicanos” y chorizos de siempre y de cualquier régimen. Qué pena
de Castuera en manos de gobernantes de tanta sismología caciquil que los
trabajadores, los pensionistas, los jóvenes y, sobre todo, los pobres temen más
que a los del régimen anterior. Sí, la izquierda –esta falsa izquierda que
manda- transmutada a ultra derecha o, por suavizar el término, a neoliberal,
que no deja de ser un eufemismo de fascista.
Y,
de verdad, si no desaparece el populismo barato y las expresiones intencionadas
(caso del lema de la campaña electoral –“para que gane…, vota…”) para que
piquen los incautos asociándolas con el futbol –el deporte que todos los males
esconde, aunque sólo sea temporalmente- y si la justicia no pone a estos
mercaderes y mercachifles en su sitio, tendremos que hacerlo nosotros. No queda
otra. Porque Extremadura (y Castuera es parte de ella) no se merece lo que está
pasando y podría evitarlo con una política decente que ahogue tanto despilfarro
(¡186.000 € diarios en publicidad y propaganda!, más las comilonas de las
Diputaciones, Ayuntamientos y Mancomunidades etc.) y reduzca a la mínima
expresión tantos Organismos Públicos innecesarios y llenos de sinecura y
tantísimos políticos inútiles cobrando una liberación. Y mandando a su casa a
muchos de ellos que esto es lo que en 30 años han logrado que hayamos
conseguido: estar entre los primeros (parece que los segundos actualmente) en
paro y entre los de arriba en corrupción (ésta, eso sí, sin denunciar); más del
42% de pobreza relativa (el doble de la media nacional); el 75% de los
asalariados ganando menos de mil euros al mes; el 80% de los 205.000
pensionistas con 600 € o menos de pensión; casi la totalidad de los jóvenes
entre 18 y 35 años sin trabajo y sin futuro -que, dicho sea de paso, no debería
votar ninguno a los socialistas por
ello- tendrán que emigrar ya que la Administración sólo “contrata” a los
adoctrinados y sumisos incondicionales; el 65% de las PYMES en quiebra técnica,
mientras las del Sr. Gallardo –tito del número dos del PSOE- ha habido años que
han recibido el 75% de las ayudas de la Junta para este tipo de empresas;
agricultura de subsistencia; el 95% de los contratos de trabajo precarios;
etc.; etc. O sea sé, líderes en todos los datos estadísticos negativos,
incluidos, por supuesto, los referidos al consumo de drogas, el botellón
(plagado de niños de menos de 14 años) y los embarazos prematuros.
16-05-11
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