EL SLOGAN: "LA FRESCURA ENGORDA A LAS CRIATURAS".
De
pequeño -hace ya muchos, muchos, años-, en mi pueblo (unos 700 habitantes
entonces) vendía los helados por la calle una Sra., una buena Sra., a la que
llamábamos “la gobierna” que, curiosamente para la época, ya tenía su slogan:
“la frescura engorda a las criaturas”, lo cual voceaba con insistencia durante
su recorrido.
Hoy
día, sin el curiosamente –o quizás sí-, a esta buena Sra., que vivió en la
pobreza (como, nada menos, que el 20% de los españoles y -¡horror!- el 41% de
los extremeños actualmente), el Gobierno le está “plagiando” su slogan, “la
frescura engorda a las criaturas”, y lo divulga por los cuatro confines del
Estado... Escondido, como no, y claro está, en esa perífrasis de moda:
“necesario para contentar a los mercados y proteger el sistema financiero”.
Pero,
indudable, “la frescura” no es la de los helados; ni “las criaturas” somos los
niños de los años cincuenta. Ahora “la frescura” es la suya para imponer esas
normas -“muy necesarias”, dicen- que, como la subida del IVA y de los
combustibles, la flexibilización del despido, la desvinculación de la subida
del IPC de los salarios (de los míseros salarios de la mayoría de los
trabajadores españoles -18,3 millones, de los 27 millones que perciben alguna “soldada”,
ganan menos de mil € al mes-; no digamos ya de los pocos que tienen trabajo en
Extremadura –si exceptuamos los que lo hacen para la Junta, que emplea a unos
¡45.000 explotados!, una gran parte de ellos producto de la copiosa sinecura-
que sueñan con llegar algún día a mileuristas), el contrato único, la
congelación de las pensiones (¡y qué pensiones!, sobre todo, las de los
extremeños que están más de 200 € mes por debajo de la media nacional y son las
segundas más bajas de España), la rebaja de los sueldos de los funcionarios (y
de la mayoría de los contratados de la Administración –algunos con contrato en
fraude de ley, y uno, que yo sepa, vilipendiado por su Director y por su Jefe
de Personal- que no llegan siquiera a los mil €/mensuales), etc., etc., van
camino de conseguir que una gran parte de la población de este país se
encuentre en la dramática situación que sólo tienen la valentía de denunciar
los periódicos digitales y el Periódico Extremadura: “con sólo algo, muy poco
ya, para poder perder” y perseguida por el Erario… Lo que no se hace con los
ricos y poderosos, quizás, porque en ese apartado están ya una gran parte de
los gerifaltes a los que ha venido Dios a ver con la Democracia.
Y
las “criaturas”…, todos sabemos quiénes son: la banca más usurera del mundo
(aprovechando el rescate para aumentar los beneficios y los sueldos millonarios
–en euros- de sus directivos y ejecutivos) y las Caja de Ahorro (encubriendo
en la obra social la corrupción manifiesta
–incluso la clerical- y las condonaciones a la política); todos los que forman
parte de ese club “bielderberg”, o como se llame; las élites (todas sin
excepción) que disfrutan de las SICAVs y, ahora también, de los SIF
luxemburgueses; el empresariado que más deja que desear de toda Europa,
apandado cuando las cosas van bien y llorón, zascandil y déspota cuando van
mal; y, para no alargarme, la clase política dirigente con el socialismo
neoliberal de “loewe” a la cabeza.
Así,
dicho sea de paso, si todas las “criaturas” contribuyeran con lo que les
corresponde y dejaran a la Hacienda Pública “dar un palito” a la economía
sumergida, dispondríamos de unos ¡100.000 millones! más de euros. O sea,
seriamos uno de los tres Estados más ricos de la UE y no necesitaríamos otra
cosa que combatir la corrupción política y las abismales desigualdades sociales
que ésta ha generado.
Por
cierto, lo que habríamos disfrutado los españoles con ese mundial de futbol que
hemos ganado (aún a pesar de ser el futbol el medio más utilizado para distraer
de los problemas más acuciantes) si no hubiéramos sufrido el engaño político y
social del neoliberalismo (aquí enmascarado en una formación que se
autodenomina socialista, pero que está muy cercana al fascismo de izquierda)
que ha traído a la sociedad: desazón, humillación, impotencia, injusticia
contributiva, una carga impositiva imposible de soportar, indefensión, miseria
salarial y reducción progresiva del poder adquisitivo, iniquidad, indolencia,
desconfianza, saqueo de bienes en la legalidad, canonjía desmesurada, anarquía
cívica, desarrollo de la burrología, desprecio por la educación y la cultura,
abandono juvenil (cualquier niño o niña de 12 años se puede emborrachar donde
les plazca, a la policía municipal encargada de evitarlo le importa un bledo),
manipulación de las conciencias, ocultación en los medios de difusión (muchos
alcahuetes pagados) de la más mínima opinión contraria a sus procederes,
intolerancia con quienes no comparten sus ideas y proyectos de despotismo, un
enjambre de mercachifles avispados y otro de políticos olímpicos del cardhu,
derroche propagandístico (Goebbels era un amateur al lado de los “cerebros” del
Gobierno, y no digamos ya al de los “talentos” de la Junta de Extremadura), el
mismo número de políticos para una población de 46 millones de habitantes que
para una de 300 millones, POBREZA…, y pavor por el futuro de nuestros hijos.
Qué
pena pues…, un slogan tan bonito, tan humilde y tan sincero convertido, por
cuatro oligarcas que se creen demócratas, en un instrumento neoliberal para expandir
las desigualdades sociales y destruir el sueño de un Estado justo del
bienestar.
14-07-10
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