CAMINO A LA PLUTOCRACIA
Recojo,
a modo de introducción, unas palabras del artículo “la libertad y los árabes”
de Vargas Llosa: “…cuyos gobernantes, parientes cercanos y clientelas
oligárquicas habían acumulado inmensas fortunas, bien seguras en el extranjero,
mientras la pobreza y el desempleo, así como la falta de educación y salud,
mantenían a enormes sectores de la población en niveles de mera subsistencia y
a veces en la hambruna. La corrupción generalizada y un sistema de favoritismo
y privilegio cerraban a la mayoría de la población todos los canales de ascenso
económico y social…” “…los partidos políticos de Mubarak y Ben Alí eran
miembros activos de la Internacional Socialista…” “…este movimiento ha sido
civil, no religioso, y claramente inspirado en ideales democráticos de libertad
política, libertad de prensa, elecciones libres, lucha contra la corrupción,
justicia social y oportunidades para trabajar y mejorar…”
No
es que pinte así nuestra situación actual. Claro que no. Pero se está
pareciendo en mucho y eso resulta harto preocupante: infamia en un elevado
número de personas dedicadas a la política (el partido socialista y el partido
popular a la cabeza con innumerables casos de envilecimiento como el Gürtel o
el reciente de los ERE de Andalucía, que, dicho sea de paso, vaya morro -con
perdón- del Vicepresidente Tercero del Gobierno y Ex Presidente de la CCAA al
manifestar que sólo es culpa de unos cuantos socialistas, pues, estaría bueno
que fuera de todos, ¡hasta ahí podríamos llegar!), la oligarquía empresarial
(Ibex-35) y otros consiguiendo todas las ventajas para que su acumulación de
beneficios lleve a muchos a la subsistencia mientras directivos y altos
ejecutivos se embolsan ¡millones de euros anuales de salario!, y el mundo
sindical cada vez más sumiso, servil y complaciente olvidado de la lucha obrera
y sin importarle la opresión legislativa y la degradación salarial como hemos
podido comprobar con la “Reforma Laboral” o el “Acuerdo Social” aplaudido por
la banca, la patronal y el neoliberalismo alemán y francés. A la par que
aumenta cada día la indefensión ante los abusos de las grandes corporaciones
(banca, telefonía, suministros eléctricos, etc.) y la perversión de la justicia
“perdonando” a los poderosos y políticos (y más aún con la reforma judicial que
está ultimando el Gobierno sólo apoyada por la Asociación Profesional de la
Magistratura –APM-) mediante la prescripción o falta de acusación de las causas
(los Albertos, Botín, Fabra…), que jamás prescriben para las clases medias y
bajas. Y el añadido de un sistema tributario arbitrario, con fiscalidad
agobiante para los asalariados (para, obviamente, los que van quedando, porque
el paro no deja de aumentar como tampoco deja de incrementarse la ineptitud de
sus responsables), pero no para los profesionales de la política, y permisiva,
fácil de evadir y tolerante con los que más tienen y más obtienen de sus
rapiñas; sin olvidar el trato de favor que los más pudientes recibieron con la
supresión del impuesto de patrimonio que era lo único que los hacía pagar por
algo, o la falta de interés para enfrentarse al cáncer de la economía sumergida
que va ya por más del 24% del PIB, y las leyes restrictivas como la ley del
tabaco o la famosa ley “sin-descargas” y las necedades como la limitación de
velocidad a 110 kilómetros en autovías para multiplicar por cuatro las sanciones,
que, como ya he dicho en alguna otra ocasión, constituyen en este país un
impuesto más de unos 150 € anuales de media para unos pocos de millones de
usuarios.
¡Ojalá!
que todo cambie, la política se regenere y volvamos a la senda del bienestar
para todos y no sólo para unos pocos como ocurre ahora. Pero me da que los que
están y los que pueden venir harán poco o nada para evitar el CAMINO A LA
PLUTOCRACIA.
03-03-11
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