OTRA VEZ LA DEMAGOGIA DEL ALACRAN…
AHORA CON EL IMPUESTO DE PATRIMONIO
A
estas alturas -33 años de “democracia”- todos sabemos que la palabra demagogia
significa “degeneración de la democracia”, tiranía, engaño, argucia… y que la
demagogia está presente en demasiadas ocasiones entre la clase política, lo que
supone una clara falta de respeto a la ciudadanía a la vez que una
desconsideración propia de gente mal educada -venida a más por méritos de sumisión
incondicional política- y faltos de la más elemental de las convicciones
morales que debieran presidir la vida pública. Y, claro, no es necesario tener
conocimientos de biología para saber que el alacrán es un arácnido altamente
peligroso; que su veneno mata y muy rápidamente, además. De tal manera ocurre,
que ambos términos, “demagogia” y “alacrán”, juntos producen un mejunje que
bebido por un pueblo desinformado, manipulado y medio-analfabeto (mi abuelo
Antonio, que era sabio, decía: “… y porque saben leer y escribir se piensan que
no son analfabetos”) al que se le oculta lo esencial en cada momento, da lugar
a un adormecimiento que induce a tener un comportamiento de conformidad sin
límites o, lo que es lo mismo, borreguil y de amplia displicencia.
Es
lo que va a ocurrir con la recuperación del impuesto sobre el patrimonio. Que
la ciudadanía se va a tragar el zapatero ignorando que lo va a pagar muy poca
gente, ya que, en España hay, aproximadamente, un millón doscientos mil ricos
(alrededor del 6% de los hogares, que, dicho sea de paso, poseen la friolera de
más de 1,4 billones de euros) y sólo van a hacer frente al impuesto unos cien
mil, mal contados (en Extremadura, seiscientos de un total de diez mil, lo que
significa que nueve mil cuatrocientos se van a dedicar a reír la gracia). Y,
valga como anécdota que, seguramente, dos de los más ricos del país, Emilio
Botín y Amancio Ortega, no tienen obligación de pagarlo… si siguen leyendo, más
adelante comprenderán porqué.
Es
decir, no harían falta más explicaciones para entender que la recuperación del
impuesto de patrimonio es pura demagogia con tintes electoralistas dirigidos a
las clases medias altas eximiéndolas casi al completo y a las clases bajas
haciéndoles creer que los ricos van a aportar algo cuando la realidad es que la
mayoría se quedan fuera, y los que “caen” lo hacen por muy poquito; algunos
tendrán que pagar unos -para ellos ridículos- 200 €.
Pero,
para que puedan comprenderlo todos y no sólo unos pocos bien informados tiraré
de informes y datos recopilados que generalmente no aportan los contertulios de
las radios y las televisiones ni la mayoría de los periódicos de papel (si el
periódico Publico del que me he valido, en parte, para este escrito), como
pueden suponer por su pestilente comunión con los políticos que ejercen a
diario la demagogia del alacrán y no sólo en cuestión de impuestos. Sí, de esos
políticos que se presentan como auténticos revolucionarios para solucionar lo
que ya no tiene solución. Precisamente por su culpa, pues llevan mandando desde
casi el inicio de la democracia y cada vez la cosa empeora más… por supuesto,
para algunos, no para ellos y sus
“coroneles” del, ahora llamado, neoliberalismo.
De
modo que al grano. Lo primero que ocurre con el impuesto de patrimonio es que
es un impuesto que grava a las personas poseedoras de los bienes y no a los
bienes en sí mismo. Vd. por tener esto tiene que pagar esto. Cuando lo lógico
es que el impuesto fuera sobre el bien, independientemente de que éste sea de
uno dos o catorce o de esta o aquella sociedad o fundación, etc. El impuesto
debería recaer sobre el patrimonio (fincas, mansiones, coches, joyas, yates…) y
no sobre el poseedor del mismo, pues las deducciones, divisiones, exenciones y
demás lo dejan reducido a su mínima expresión cuando no a su nulidad como ya
hemos visto al analizar el número de personas que lo van a “pagar”.
En
segundo lugar, los ricos disponen de una serie de “vías de escape” que hacen
imposible al fisco lograr su tributación. Vías totalmente legales (pero
inmorales) que no son sino prebendas concedidas por la política al capital.
Formas creadas y autorizadas (los SIF Luxemburgueses entre las últimas) para
que, obviamente, aumente cada día el número de ricachos y, consecuentemente, el
de pobres a los que se pueda fácilmente explotar como mandan los cánones
neoliberales. Todo está diseñado (como el IRPF español) para favorecer el
negocio financiero. Trabajar está más penalizado fiscalmente que especular en
Bolsa. Las rentas del trabajo tributan hasta un máximo del 45% (49% en algunas
CCAA) mientras las del capital (dividendos, plusvalías, intereses…) lo hacen al
19% o al 21% si superan los 6.000 €. El empresario puede decidir tener rentas
de capital (dividendos, por ejemplo) en lugar de un salario.
En
fin. Veamos, muy someramente, algunas de esas vías:
a).-
Las famosas SICAVs (Sociedades de Inversión de Capital Variable). El
instrumento preferido por las grandes fortunas para no pagar. Sólo aportan a
las arcas públicas el 1% de sus ganancias. Estas Sociedades sólo pueden
invertir en activos financieros (acciones, deuda…), pero en la práctica un
millonario que quiere una mansión, un yate, un Ferrari, no lo compra
directamente, sino mediante una Sociedad que aparece como propietaria; luego la
SICAV adquiere las acciones de esa Sociedad, ahorrándose el Impuesto de
Transmisiones Patrimoniales o el IVA.
b).-
Las Fundaciones. Se utilizan para evitar que se conozca quien está detrás de
una fortuna. Se pueden constituir en paraísos fiscales como Liechtenstein (¿o
España?) y no pagan impuestos por las aportaciones que le hacen, aunque, eso
sí, no pueden realizar actividades -es un decir- con ánimo de lucro.
c).-
Las Sociedades Patrimoniales. Sociedades tenedoras de activos, mayormente
inmuebles. En ellas las plusvalías quedan latentes hasta que se vendan los
activos. Formula que no sólo sirve para esquivar el pago del impuesto, sino que
además deja a salvo el patrimonio familiar de responsabilidades frente a
reclamaciones judiciales por gestión de otras empresas, etc. Si la Sociedad
tiene sede en otro país que no tenga convenio de doble imposición con España el
cambio de manos de las acciones no se ve y quien compra no paga el Impuesto de
Transmisiones a la CCAA y quien vende no paga por la plusvalía.
d).-
Empresas. Muchas grandes fortunas proceden de los reducidos impuestos que
pagaron las empresas que gestionaban o de las que eran propietarios. En España
el tipo efectivo para las grandes compañías es de apenas el 10%, algo sumamente
impúdico.
e).-
Paraísos Fiscales. El Fiscal Anticorrupción dijo: “Los paraísos fiscales están
en el paseo de la Castellana”. Son los grandes Bancos. No hace falta dar más
explicaciones, por eso hay quien piensa que somos un paraíso fiscal. En cierto
modo, el uso de paraísos fiscales se estructura aquí como en Holanda, como el
llamado sándwich holandés, constituyendo holdings cuyos dividendos llegan a
paraísos sin pagar impuestos. Y
f).-
No vivir aquí… aparentemente. Decir que se tiene la residencia en Andorra,
Mónaco, o cualquier otro sitio pero vivir la mayor parte del año aquí. Muy
propio de deportistas famosos que se llenan de muñequeras con los colores
nacionales pero que no quieren pagar nada en su país… y de algunos empresarios
y otros especímenes semejantes.
Así
pues, esto de recuperar el Impuesto de Patrimonio no es otra cosa que una mera
pantomima para contentar ignorantes y, como he dicho antes, de signo claramente
electoralista. Más les valdría a todos los políticos perseguir un poco el
fraude fiscal y la economía sumergida (10 puntos menos –ahora está en el 24% del
PIB, casi record europeo- supondrían unos 38.000 millones de euros más de
recaudación estatal); reformar el IRPF para que sea realmente progresivo y sin
deducciones ni bonificaciones a quienes
superen la media salarial del país; aumentar el Salario Mínimo
Interprofesional (SMI) que, al lado de los demás países europeos, se ha quedado
irrisorio, para que aumente el consumo y consecuentemente el empleo y la
recaudación tanto de Hacienda como de la Seguridad Social; no despilfarrar el
dinero de la manera que lo hacen, sobre todo, en publicidad y propaganda (le
echan la pata a Goebbels) y, entre otras muchas formulas factibles, reducir el
número de Altos Cargos (200 sólo en la Sanidad de Extremadura, la región más
mísera del Reino) y el empleo político (la ganga política) que resulta no ya
escandaloso sino, en cierto modo, prevaricador.
Por
todo lo dicho, los políticos –especialmente los que han tenido durante muchos
años responsabilidades de gobierno- debieran tener conciencia de que engañar a
alguien es cosa natural de mala gente, de malvados, demagogia oportunista; y
que engañar a los pobres –lo que se está haciendo ahora con el déficit y con el
impuesto de patrimonio- es mucho más que eso, es cosa de corrompidos, DEMAGOGIA
DEL ALACRÁN.
21-09-11
No hay comentarios:
Publicar un comentario