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martes, 16 de agosto de 2016

¡QUE CESE YA ESTA PESADILLA!


¡QUE CESE YA ESTA PESADILLA!

 

El terror está de moda: cine de terror a raudales y películas compitiendo para ganar en calidad y cantidad de sangre y la necia imaginación llevada al mayor absurdo posible para entretener única y exclusivamente; literatura de terror que no enseña nada que no sea una idiotez mayúscula inconcebible; deportes de terror, y no lo digo por los de riesgo sublime como el alpinismo, sino por otros como el conocido como deporte rey, el futbol, en el que hay individuos tal que ese Navarro del Valencia o el sevillano Ramos y el portugués Pepe del Madrid y ese estúpido consentido de la arbitrariedad, Alves, del Barcelona, que practican, cada uno a su modo, el terror en el juego, obviamente, favorecidos por el nombre de sus Clubes –Clubes que imponen feamente, así mismo, la parcialidad arbitral- y por una masa de seguidores aborregados que los incitan aún más y los considera unos valientes; empresas de terror como, por ejemplo, las eléctricas, las financieras y las de comunicaciones que estremecen cada vez que uno recibe sus facturas; etc.; etc.

Y desde luego, algo que nunca ha faltado y, por tanto, ha sido siempre miedo de moda son los gobiernos de pesadilla. Dictaduras y oligarquías repartidas por todos los continentes –no sólo en el norte de África y en los Emiratos- llenas de sátrapas como, pongo por caso, alguna ministra española a la que los internautas titulan a modo de pie de foto “papada triste de panceta”. Apodo que, por otra parte, resulta ¡horroroso!, ¿no?; y aún no saben lo que esta refinada ministra está mascando sobre la “ley de trato y no discriminación”, por lo que imagínense el próximo remoquete que le puede caer.

Cierto pues que hoy casi todo pone carne de gallina en cualquier parte del mundo, pero a mí –será por la cercanía- me preocupan las consternaciones de este nuestro país:

El paro que no para de aumentar mes tras mes y al que nadie encuentra freno. Sencillamente, porque el empresariado usurero y zascandil que tenemos, en lugar de colaborar para salir de la crisis –que ellos y los “suyos” han creado para desvalijar los erarios-, lo que hace es aprovecharla para despedir y obligar a los que se quedan a trabajar el doble; y que, no dudo, el gobierno, en connivencia, utiliza esas terríficas cifras para sujetar la evolución salarial a sabiendas de que ni son todos los que están ni están todos los que son (ya saben…, la economía sumergida, que supera el 20% del PIB), lo que no deja de ser bochornoso en un gobierno que, por supuesto no lo es, pero se denomina de izquierdas.

Las desigualdades sociales en aumento descontrolado por las políticas neoliberales (las rentas de capital no aportan nada y crecen y crecen mientras las del trabajo tienen que soportar todas las pérdidas y decrecen) de, no se lo pierdan, “el socialismo” español.

La justicia, que parece cada vez más impotente o más inmoral (aunque, ¿no ha sido siempre así?: sagaz y rápida con los delitos de los pobres y lenta y prescriptiva con los ricos, políticos y grandes empresarios que por un motivo u otro siempre se salen con la suya y se libran de cualquier castigo, amonestación o vergüenza).

La putrefacción institucional con políticos y más políticos de cualquier bando haciendo acopio de bienes. Unos mediante la legalización de enormes salarios y prebendas y un magnifico uso de las licitaciones para amigotes y gente incapaz de esconder sus ruindades, cuando no, cónyuges de compañeros y un largo etc. de gente de la peor jaez; y otros, con total descaro, mediante las famosas recalificaciones de todo tipo de eriales.

La pobreza, la miseria, en su más que flagrante extensión gracias a la aquiescencia de los gobernantes con los mercados –con la banca- y los especuladores que incrementan y  ensanchan cada año sus fortunas a base de reducir empleos y salarios y alimentar la opresión que ya ronda el despotismo. Por cierto que, ¿cuándo nos van a explicar los gobernantes extremeños –los hay que llevan tantos años o más que Gadafi en el poder- porqué siempre estamos aterrados por liderar la pobreza de España y de la UE desarrollada siendo ellos tan amigos de los obreros y los pobres?

El despilfarro público, que hubiera sobrecogido al mismísimo Goebbels (la Junta de la región más pobre del país se gasta en publicidad y propaganda cerca de 200.000 € ¡diarios!). El enorme gasto del mantenimiento de Sindicatos, Fundaciones, ONG y un largo número de Organismos en todas las Administraciones totalmente inservibles, además del sostenimiento de la CEOE (la organización de la patronal), caso único entre los países desarrollados, con más de tres mil leales en su haber.

También aterra, como no, la decadente educación con total olvido de cualquier principio moral que impida el masivo consumo de alcohol y drogas, especialmente en la juventud primeriza (somos los reyes de Europa en autoconsumo y aquí lo que mola –caso único en el mundo- es el botellón y la torta semanal) y el deterioro de la sanidad pública para, sin esconder la más mínima petulancia, fomentar la privada al estilo yanqui. Amén del descalabro que se nos avecina con el tema de las jubilaciones y las paupérrimas pensiones del futuro para la casi totalidad de los pocos que logren conseguir alguna. Como, por supuesto, espeluzna de estos gobernantes su prepotencia, su hidalguía salida de un fangal y su falta de escrúpulos para con todo lo que signifique dignidad de algo o de alguien.

Soportamos durante 39 años una dictadura salida de una guerra civil –incivil más bien- motivada, entre otras muchas razones, por las incapacidades de un buen número de políticos corruptos y manipuladores que no paraban de engañar al pueblo para labrarse un futuro –donde fuera- sin sobresaltos, mientras “otros” –entre ellos muchos intelectuales- daban la cara por la libertad y perdían la vida en el empeño. De modo que el pueblo sufrió mucho durante una guerra tan cruenta; hambre y otros horrores en la represiva posguerra y temor, subdesarrollo y censura en la dictadura, porque siempre es el pueblo inocente quien sufre las consecuencias de las ignominias de quienes los gobiernan. Pero, además, los españoles estamos condenados a vivir el pavor dictatorial y la consiguiente reculada democrática generación tras generación, ya que, ustedes me contarán si lo que tenemos ahora, aunque se llame democracia, no es una autocracia que tiene sembrada la inquietud que antes hemos señalado en todos los órdenes, especialmente en el de la libertad de expresión, pues “aunque se puede decir lo que se quiera”, el que lo hace, si no es un portento tipo Arturo Pérez Reverte, se ve rápidamente relegado a la exclusión y la miseria. Así, hay regiones como Andalucía, Extremadura y Castilla la Mancha en las que sus políticos, sus auténticas manadas de políticos, una caterva incontable, llevan en el cargo –o saltando de uno a otro- allá por los treinta años, casi los mismos que, según la prensa y la tv, están los dictadores más corruptos y más sanguinarios; de donde se deduce que, si descontamos la evolución propia de la sociedad por sí misma, ya me dirán que tenemos que agradecer los españoles y más concretamente los de estas regiones a esta democracia inmunda, tarambana, antisocial, despótica y negrera.

Y por si todo lo dicho fuera poco, la degeneración política reinante, muy especialmente entre los que mandan, ha convertido nuestro vivir en una terrible catástrofe, en una genuina pesadilla:

Alcaldes y concejales, en su gran mayoría, no conformes con unos salarios astronómicos para su poco y mal hacer y unas prebendas impropias para su cargo (telefonía, informática e internet gratis, entre otras muchas), a la par que kilometrajes y dietas sin limitación -¡con lo que viajan algunos!- que engordan a diario sus andorgas, corruptos hasta el tuétano y sin conciencia o con conciencia errónea de la debacle que están causando a sus conciudadanos. Empecinados en que se hagan en sus pueblos obras faraónicas innecesarias para asegurarse el voto cautivo, a pesar de la elevada deuda de su Comunidad (Extremadura debe más de 1.400 millones de euros, si es cierta la cifra que la política proporciona –poco de fiar- y no son “algunos” más) y de la suya propia, tales como la próxima que se va a acometer en Castuera (6.500 habitantes), un “cardhusdogromo”, también llamado hospedería, que cuesta la friolera de 6,5 millones de euros y de la que serán “ellos”, la gente de la política –y “amistades”- preferentemente, sus mejores clientes sino los únicos.

Las CCAA arruinadas por los gastos incontrolados, como el que he señalado anteriormente de Extremadura (unos ¡200.000 € diarios! en publicidad y propaganda aproximadamente); el gran número de instituciones públicas innecesarias (por citar una –prohibido reírse-, un observatorio financiero en tierra extremeña) para atiborrarlas de altos cargos y sinecura (sólo en la sanidad extremeña hay ¡200 altos cargos!); caros parlamentos con más portavoces que diputados legislando bodrios –para poder justificar sueldazos  y prebendas inadmisibles y contrarias a la mínima confianza exigible- como esa “Ley extremeña de Responsabilidad Social Empresarial” que plantea unos requisitos inconcebibles conociendo el empresariado que tenemos –salvo pucherazo de alguna Consejería-  y que sólo se ha olvidado de señalar la exigencia de un salario digno para los trabajadores, para los obreros, siendo curiosamente  el partido de éstos quien la propugna; y, para no agobiar mucho, CCAA estructuradas en base a las mil y una tasa e impuestos inasumibles para los pobres ciudadanos (que no para los ricos y poderosos) que tienen unos miserables salarios… los “afortunados” que no están en el paro, obviamente, ya que, en Extremadura –en las demás no creo que varíe mucho- esto es lo que hay: canonjía, adoctrinamiento, aborregados, sumisión y servilismo incondicional y/o desempleo.

Y el Estado, con un Presidente de gobierno transmutado del socialismo al neoliberalismo, una Ley electoral propia del feudalismo, y un grupo de marionetas al servicio de la banca y la gran empresa, comandados por el ministro de fomento y, ¡Dios mío que cruz!, la ministra de sanidad (que dice que sería bueno que presidiera el país una mujer, ¿ella?) a  los que sólo preocupa ganar tiempo para que sus beneficios incontables se consoliden y, como los cabecillas, ponerlos a buen socaire, aunque la manera de conseguirlo tenga a media España exasperada por los abusos impositivos, camino de la pobreza relativa –excepto ricos, banqueros, élites y clase política- y a otra media camino de la pobreza absoluta con unos índices de desempleo, reitero, que son record mundial.       

De manera que, por favor: ¡que cese esta pesadilla!, ¡que se acabe ya el bipartidismo antisocial, opresor, manipulativo, derrochador, impositivo y censurista y la indignidad política!... Antes de que sea demasiado tarde y esto no tenga remedio y nos veamos incursos en otra “reyerta”.

23-03-11

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