¡QUE CESE YA ESTA PESADILLA!
El
terror está de moda: cine de terror a raudales y películas compitiendo para
ganar en calidad y cantidad de sangre y la necia imaginación llevada al mayor
absurdo posible para entretener única y exclusivamente; literatura de terror
que no enseña nada que no sea una idiotez mayúscula inconcebible; deportes de
terror, y no lo digo por los de riesgo sublime como el alpinismo, sino por
otros como el conocido como deporte rey, el futbol, en el que hay individuos
tal que ese Navarro del Valencia o el sevillano Ramos y el portugués Pepe del
Madrid y ese estúpido consentido de la arbitrariedad, Alves, del Barcelona, que
practican, cada uno a su modo, el terror en el juego, obviamente, favorecidos
por el nombre de sus Clubes –Clubes que imponen feamente, así mismo, la
parcialidad arbitral- y por una masa de seguidores aborregados que los incitan
aún más y los considera unos valientes; empresas de terror como, por ejemplo,
las eléctricas, las financieras y las de comunicaciones que estremecen cada vez
que uno recibe sus facturas; etc.; etc.
Y
desde luego, algo que nunca ha faltado y, por tanto, ha sido siempre miedo de
moda son los gobiernos de pesadilla. Dictaduras y oligarquías repartidas por
todos los continentes –no sólo en el norte de África y en los Emiratos- llenas
de sátrapas como, pongo por caso, alguna ministra española a la que los
internautas titulan a modo de pie de foto “papada triste de panceta”. Apodo
que, por otra parte, resulta ¡horroroso!, ¿no?; y aún no saben lo que esta
refinada ministra está mascando sobre la “ley de trato y no discriminación”,
por lo que imagínense el próximo remoquete que le puede caer.
Cierto
pues que hoy casi todo pone carne de gallina en cualquier parte del mundo, pero
a mí –será por la cercanía- me preocupan las consternaciones de este nuestro
país:
El
paro que no para de aumentar mes tras mes y al que nadie encuentra freno.
Sencillamente, porque el empresariado usurero y zascandil que tenemos, en lugar
de colaborar para salir de la crisis –que ellos y los “suyos” han creado para
desvalijar los erarios-, lo que hace es aprovecharla para despedir y obligar a
los que se quedan a trabajar el doble; y que, no dudo, el gobierno, en
connivencia, utiliza esas terríficas cifras para sujetar la evolución salarial
a sabiendas de que ni son todos los que están ni están todos los que son (ya
saben…, la economía sumergida, que supera el 20% del PIB), lo que no deja de
ser bochornoso en un gobierno que, por supuesto no lo es, pero se denomina de
izquierdas.
Las
desigualdades sociales en aumento descontrolado por las políticas neoliberales
(las rentas de capital no aportan nada y crecen y crecen mientras las del
trabajo tienen que soportar todas las pérdidas y decrecen) de, no se lo
pierdan, “el socialismo” español.
La
justicia, que parece cada vez más impotente o más inmoral (aunque, ¿no ha sido
siempre así?: sagaz y rápida con los delitos de los pobres y lenta y
prescriptiva con los ricos, políticos y grandes empresarios que por un motivo u
otro siempre se salen con la suya y se libran de cualquier castigo,
amonestación o vergüenza).
La
putrefacción institucional con políticos y más políticos de cualquier bando
haciendo acopio de bienes. Unos mediante la legalización de enormes salarios y
prebendas y un magnifico uso de las licitaciones para amigotes y gente incapaz
de esconder sus ruindades, cuando no, cónyuges de compañeros y un largo etc. de
gente de la peor jaez; y otros, con total descaro, mediante las famosas recalificaciones
de todo tipo de eriales.
La
pobreza, la miseria, en su más que flagrante extensión gracias a la
aquiescencia de los gobernantes con los mercados –con la banca- y los
especuladores que incrementan y
ensanchan cada año sus fortunas a base de reducir empleos y salarios y
alimentar la opresión que ya ronda el despotismo. Por cierto que, ¿cuándo nos
van a explicar los gobernantes extremeños –los hay que llevan tantos años o más
que Gadafi en el poder- porqué siempre estamos aterrados por liderar la pobreza
de España y de la UE desarrollada siendo ellos tan amigos de los obreros y los
pobres?
El
despilfarro público, que hubiera sobrecogido al mismísimo Goebbels (la Junta de
la región más pobre del país se gasta en publicidad y propaganda cerca de
200.000 € ¡diarios!). El enorme gasto del mantenimiento de Sindicatos,
Fundaciones, ONG y un largo número de Organismos en todas las Administraciones
totalmente inservibles, además del sostenimiento de la CEOE (la organización de
la patronal), caso único entre los países desarrollados, con más de tres mil
leales en su haber.
También
aterra, como no, la decadente educación con total olvido de cualquier principio
moral que impida el masivo consumo de alcohol y drogas, especialmente en la
juventud primeriza (somos los reyes de Europa en autoconsumo y aquí lo que mola
–caso único en el mundo- es el botellón y la torta semanal) y el deterioro de
la sanidad pública para, sin esconder la más mínima petulancia, fomentar la
privada al estilo yanqui. Amén del descalabro que se nos avecina con el tema de
las jubilaciones y las paupérrimas pensiones del futuro para la casi totalidad
de los pocos que logren conseguir alguna. Como, por supuesto, espeluzna de
estos gobernantes su prepotencia, su hidalguía salida de un fangal y su falta
de escrúpulos para con todo lo que signifique dignidad de algo o de alguien.
Soportamos
durante 39 años una dictadura salida de una guerra civil –incivil más bien-
motivada, entre otras muchas razones, por las incapacidades de un buen número de
políticos corruptos y manipuladores que no paraban de engañar al pueblo para
labrarse un futuro –donde fuera- sin sobresaltos, mientras “otros” –entre ellos
muchos intelectuales- daban la cara por la libertad y perdían la vida en el
empeño. De modo que el pueblo sufrió mucho durante una guerra tan cruenta;
hambre y otros horrores en la represiva posguerra y temor, subdesarrollo y
censura en la dictadura, porque siempre es el pueblo inocente quien sufre las
consecuencias de las ignominias de quienes los gobiernan. Pero, además, los
españoles estamos condenados a vivir el pavor dictatorial y la consiguiente
reculada democrática generación tras generación, ya que, ustedes me contarán si
lo que tenemos ahora, aunque se llame democracia, no es una autocracia que
tiene sembrada la inquietud que antes hemos señalado en todos los órdenes,
especialmente en el de la libertad de expresión, pues “aunque se puede decir lo
que se quiera”, el que lo hace, si no es un portento tipo Arturo Pérez Reverte,
se ve rápidamente relegado a la exclusión y la miseria. Así, hay regiones como
Andalucía, Extremadura y Castilla la Mancha en las que sus políticos, sus
auténticas manadas de políticos, una caterva incontable, llevan en el cargo –o
saltando de uno a otro- allá por los treinta años, casi los mismos que, según
la prensa y la tv, están los dictadores más corruptos y más sanguinarios; de
donde se deduce que, si descontamos la evolución propia de la sociedad por sí
misma, ya me dirán que tenemos que agradecer los españoles y más concretamente
los de estas regiones a esta democracia inmunda, tarambana, antisocial,
despótica y negrera.
Y
por si todo lo dicho fuera poco, la degeneración política reinante, muy
especialmente entre los que mandan, ha convertido nuestro vivir en una terrible
catástrofe, en una genuina pesadilla:
Alcaldes
y concejales, en su gran mayoría, no conformes con unos salarios astronómicos
para su poco y mal hacer y unas prebendas impropias para su cargo (telefonía,
informática e internet gratis, entre otras muchas), a la par que kilometrajes y
dietas sin limitación -¡con lo que viajan algunos!- que engordan a diario sus
andorgas, corruptos hasta el tuétano y sin conciencia o con conciencia errónea
de la debacle que están causando a sus conciudadanos. Empecinados en que se
hagan en sus pueblos obras faraónicas innecesarias para asegurarse el voto
cautivo, a pesar de la elevada deuda de su Comunidad (Extremadura debe más de
1.400 millones de euros, si es cierta la cifra que la política proporciona
–poco de fiar- y no son “algunos” más) y de la suya propia, tales como la
próxima que se va a acometer en Castuera (6.500 habitantes), un
“cardhusdogromo”, también llamado hospedería, que cuesta la friolera de 6,5
millones de euros y de la que serán “ellos”, la gente de la política –y
“amistades”- preferentemente, sus mejores clientes sino los únicos.
Las
CCAA arruinadas por los gastos incontrolados, como el que he señalado
anteriormente de Extremadura (unos ¡200.000 € diarios! en publicidad y
propaganda aproximadamente); el gran número de instituciones públicas
innecesarias (por citar una –prohibido reírse-, un observatorio financiero en
tierra extremeña) para atiborrarlas de altos cargos y sinecura (sólo en la
sanidad extremeña hay ¡200 altos cargos!); caros parlamentos con más portavoces
que diputados legislando bodrios –para poder justificar sueldazos y prebendas inadmisibles y contrarias a la mínima
confianza exigible- como esa “Ley extremeña de Responsabilidad Social
Empresarial” que plantea unos requisitos inconcebibles conociendo el
empresariado que tenemos –salvo pucherazo de alguna Consejería- y que sólo se ha olvidado de señalar la
exigencia de un salario digno para los trabajadores, para los obreros, siendo
curiosamente el partido de éstos quien
la propugna; y, para no agobiar mucho, CCAA estructuradas en base a las mil y
una tasa e impuestos inasumibles para los pobres ciudadanos (que no para los
ricos y poderosos) que tienen unos miserables salarios… los “afortunados” que
no están en el paro, obviamente, ya que, en Extremadura –en las demás no creo
que varíe mucho- esto es lo que hay: canonjía, adoctrinamiento, aborregados,
sumisión y servilismo incondicional y/o desempleo.
Y
el Estado, con un Presidente de gobierno transmutado del socialismo al
neoliberalismo, una Ley electoral propia del feudalismo, y un grupo de
marionetas al servicio de la banca y la gran empresa, comandados por el ministro
de fomento y, ¡Dios mío que cruz!, la ministra de sanidad (que dice que sería
bueno que presidiera el país una mujer, ¿ella?) a los que sólo preocupa ganar tiempo para que
sus beneficios incontables se consoliden y, como los cabecillas, ponerlos a
buen socaire, aunque la manera de conseguirlo tenga a media España exasperada
por los abusos impositivos, camino de la pobreza relativa –excepto ricos,
banqueros, élites y clase política- y a otra media camino de la pobreza
absoluta con unos índices de desempleo, reitero, que son record mundial.
De
manera que, por favor: ¡que cese esta pesadilla!, ¡que se acabe ya el
bipartidismo antisocial, opresor, manipulativo, derrochador, impositivo y
censurista y la indignidad política!... Antes de que sea demasiado tarde y esto
no tenga remedio y nos veamos incursos en otra “reyerta”.
23-03-11
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