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lunes, 8 de agosto de 2016

ESTIRPE EMBAUCADORA (I)


ESTIRPE EMBAUCADORA (I)

 

No me cautiva, en absoluto, aplicar a toda la clase política dominante el término “embaucadora” peyorativamente, ya que, excepciones, entre tantos como son ahora, es seguro que habrá alguna o, quizás, más de una. Pero, al paso que vamos, terminaremos “italianizados”. O sea, como señala un cronista desde Roma, convertidos en un país cínico y descreído donde nadie se escandaliza por nada; donde los escándalos, cada uno más grande que el anterior, han generado un clima de miedo y asco, de luto y vergüenza entre los honrados. O, lo que es peor, haciendo bueno el Régimen anterior a la “monarquía parlamentaria” que, dicho sea de paso, sólo disfruta un pequeño sector de la población, pues no es difícil darse cuenta de que toda la política actual gira hacia una forma brutal de corporativismo. Entendido éste, con sentido peyorativo (valga la redundancia), para designar cualquier política intervencionista que favorezca a las sociedades anónimas características de los sistemas capitalistas modernos; y olvidando que el Gobierno, como dijo George Madison, “ha sido instituido para proteger la propiedad de todo tipo y que sólo un Gobierno es justo cuando imparcialmente asegura a todo hombre lo que es suyo”, incluido, como no, sus derechos laborales y sociales ganados con sudor y lágrimas e incluso, en muchos casos, con sangre.

Es, por tanto, que los españoles -me temo- pronto estaremos desposeídos de la mayoría de nuestros derechos fundamentales por razones de “esta crisis” y de las que se “inventen” cada equis tiempo (ciclo económico, le llaman “ellos”), entre cinco y diez años. Aunque, eso sí, al estilo de los peruanos, es decir, “meciendo”; que, como enjuicia magistralmente Vargas Llosa, es haciendo que todo se demore, ande mal, nada funcione y reine por doquier la confusión y la frustración; pero, para que no se note, se utiliza talento histriónico, parla suasoria, gracia, desfachatez, simpatía y una pizca de cinismo (no hay nada más que ver las comparecencias de algunos ministros o de los representantes de la oposición para comprobarlo). O sea sé, embaucando, para entendernos.

Mas, como durante el tiempo que llevamos de “democracia” –que más parece de “despotismo oligárquico” de las formaciones más significativas nacionales y regionales- ha gobernado la “izquierda” bastante más que la “derecha” y resulta que lo que está ocurriendo, me parece a mí, se asemeja bastante (con perdón) a un talante totalitario, a un espíritu dictatorial, y aunque el PSOE no es sino una “izquierda descafeinada” (mejorando mi anterior concepto de la partidocracia más representativa para que no me digan… radical, extremista, rudo, intransigente, etc.), queda muy claro que gobernando ellos está resultando con la Banca (y Cajas de Ahorro) lo que definió Franklin D Roosevelt como (me niego a emplear el sinónimo que él empleó)“totalitarismo”: “La primera verdad es que la libertad de una democracia no está a salvo si la gente tolera el crecimiento del poder en manos privadas hasta el punto de que se convierta en algo más fuerte que el propio Estado democrático. Eso, en esencia, es el totalitarismo: la propiedad del Estado por parte de un individuo, de un grupo, o de cualquier otro que controle el poder privado”.

Así, es de esperar que no terminemos como en la Italia de Mussolini que, como todo el mundo sabe, era un ex socialista; porque, si bien el adjetivo “totalitarismo” se asocia con las posturas políticas de extrema derecha y las ideas y aptitudes racistas, intolerantes o autoritarias y el desprecio por el diferente, el marginado, el que no piensa del mismo modo o las minorías, los datos económicos y sociales actuales de nuestro País denuncian una política propia de una ralea dictatorial.

Y si no que se me explique: ¿Por qué sucede, según el Catedrático de Políticas Públicas en la Universidad Pompeu Fabra, Vicenc Navarro, que, como consecuencia de la entrada en la unión europea y el euro, hubo una reducción del gasto social que afectó a las clases populares y a sus pensiones, su sanidad, su educación, su vivienda social, sus servicios sociales y muchas otras transferencias y servicios públicos? ¿Y por qué esta reducción se realizó no a base de aumentar los impuestos de los grupos más pudientes (que incluso descendieron) sino, como he dicho antes, a base de reducir el gasto social y el continuo retraso en el desarrollo del “Estado del Bienestar” (todavía a la cola de la UE) que se agravó durante el periodo 1995-2004 en el que, lógicamente, disminuyeron las rentas del trabajo considerablemente y aumentaron las del capital? Algo así como lo que está ocurriendo ahora: Que el déficit (aún a pesar de que el gasto de personal de las Administraciones Públicas ha subido en los últimos ocho años el 71,4%) y la deuda pública, como defiende el Sr. Navarro, no son el problema; sino el desempleo y las enormes desigualdades de renta consecuencia de las políticas de los últimos 30 años que han creado un macanudo problema de falta de demanda interna, de falta de consumo. Eso, y el añadido de la burbuja inmobiliaria y la crisis, han dado lugar a que las clases menos favorecidas tengan que apretarse el cinturón para “ayudarles” a quienes nos han estafado a todos. 

O, ¿por qué, recientemente, el Banco de Santander, con el Sr. Botín y su hija Ana Patricia, presidenta de Banesto, al frente, ha aplaudido las reformas del gobierno? Imagínense a quienes van a beneficiar. ¿O es, quizás, que este Banco es el máximo acreedor de los 45.000 millones de euros que el Estado adeuda a la Banca? ¿O será, tal vez, que, el Sr. Botín y su “niña”, sufragan -¿a cuenta?- los gastos para que se puedan celebrar esos mítines estilo Hollywood de las dos grandes formaciones españolas?

O, ¿cómo se explica que hace el laico Zapatero en una organización religiosa ultraconservadora, profundamente anti-socialista y contraria a la liberalización de las costumbres?… ¿Por una foto deja unos jirones de dignidad y defrauda a quienes lo acompañaron en la lucha por los derechos básicos frente a la Iglesia Católica y sus grupos de presión?

O que una gigantesca estafa global protagonizada por banqueros y financieros la quieran convertir en una irresponsabilidad de las clases medias bajas (trabajadores se llamaban antes) a las que aquí en nuestro país se quiere obligar, mediante el aumentos de los impuestos al consumo, a reponer el latrocinio de los primeros con su esfuerzo y su sudor.

O esos datos de Extremadura, mi CCAA de nacimiento, que dan sacudidas… sociales. Con perdón, porque ya sé que llevo dando datos bullangueros de esta tierra mucho tiempo, pero esto es lo que hay, ya que, con más de 440.000 pobres, unos 225.000 pensionistas pobres también (la pensión media de los extremeños está 190 € por debajo del umbral de la pobreza), como 300.000 obreros mileuristas, rozando el umbral de la pobreza así mismo, a la cola del poder adquisitivo europeo (Extremadura es la única región española cuyo poder de compra se sitúa entre los más bajos de la UE-27), etc., etc., uno se pregunta: ¿después de 32 años de régimen de libertades?... Si bien, justamente, se podría precisar, sin temor a errar: ¿después de más de 70 años de influencia? Porque, ¿cómo alguien, que se tiene por buen español y mejor socialista, puede, en esta mísera región, aceptar un Estatuto que le otorga reconocimiento, atención y apoyo; tratamiento y honores y, claro, medios personales y materiales como una oficina y todos sus gastos, atenciones de carácter social, alquiler, tres puestos de trabajo al menos, un vehículo oficial y chofer, dietas, indemnizaciones por gastos de viaje, estancias y traslados, gastos protocolarios, seguro de vida durante el equivalente a la mitad del tiempo que ha permanecido en el cargo, servicio de seguridad, asignación mensual (al parecer, 8.000 € al mes hasta la jubilación y 6.000 luego) y que, por supuesto, se podrá incorporar al Consejo Consultivo de Extremadura y percibir, si le interesa más, la asignación como miembro del mismo? Y a lo que además, por si el estatuto no fuera suficiente, hay que añadir la jubilación de la Universidad con sólo año y medio de permanencia (para los de la “O” de su partido piden sus compañeros como mínimo 25 años) y, seguro que, con otro “sueldo”, lógicamente, compatible con todo lo anterior. En fin…

Volviendo a lo inexplicable -fuera de una “estirpe embaucadora”, obviamente- común para todos (extremeños incluidos, claro está), ¿se concibe que el plan antifraude del Gobierno (¿de izquierdas?), según han denunciado los inspectores de Hacienda, no piense tocar la fiscalidad de las SICAVs -el instrumento de inversión preferido por los grandes patrimonios y donde esconden su dinero tantos y tantos profesionales liberales- y si actuar con contundencia contra el pequeño contribuyente que ni sabe ni tiene medios para defenderse?

¿O si no es o está muy cercano al “totalitarismo” todo lo que les detallo en la segunda parte de “ESTIRPE EMBAUCADORA”?

09-03-10

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