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martes, 23 de agosto de 2016

¿ES EL CÁNCER LA BANCA?


¿ES EL CÁNCER LA BANCA?

 

En mi opinión sí... la Banca y las Cajas de Ahorros. Porque, operando como operan, ¿qué son desde hace mucho tiempo las Cajas sino Banca? No hay ninguna diferencia plausible entre unas entidades y otras de cara a los usuarios, aunque estos sean particulares, empresas (sobre todo PYMES) y Autónomos, e imagino que insignificante si se trata de Gran Empresa.

Y digo que la Banca –y las Cajas- es el cáncer porque no me trago eso de la crisis financiera (la gran mentira del dinero fantasmagórico, del birlibirloque financiero) que los políticos tratan de meternos en la mollera para justificar su deplorable comportamiento permisivo de los últimos años para con esas entidades  y sus directivos y ejecutivos que por obra y gracia de las inyecciones del Banco de España se suben sus emolumentos en algunos casos (los de las Cajas y Bancos más ruinosos) hasta casi el 100/100, alcanzando cifras parecidas a las del “salario” de cualquier deportista de élite… “salario” que, por supuesto, no deja de ser igualmente afrentoso, y más si se trata de algún Club de los de mayor rango (entre ellos F.C. Barcelona y Real Madrid) cuyas deudas –las de cada uno por separado- superan fácilmente los 500 millones de euros con Hacienda y la Seguridad Social.

Mentirosa crisis financiera con la que los políticos tratan igualmente de justificar el expolio que para el Estado supone su elevado número (en este país hay más de 100.000 personas viviendo de la política directamente; sin, por supuesto, contar sindicalistas y organizaciones patronales) y lo enormes emolumentos y gastos necesarios para su mantenimiento (cualquier político –incluidos politiquillos- tiene móvil gratis sin límite y ordenador portátil, viaja gratis a donde le da la gana con dieta incluida, cobra dos o tres sueldos y por no sé cuantas presidencias o similar de comisiones, recibe compensaciones establecidas a la chita callando y un largo etc. de prebendas que hacen que viva –él y la mayor parte de su familia- gratis). Todo sin entrar a valorar la rampante corrupción que nos asola merced a tantas y tantas obras faraónicas innecesarias (valga como ejemplo la de un pueblo de 300 habitantes: una escuela para más de cien alumnos donde sólo hay 12 niños en edad escolar) hechas para financiar la política y alguna que otra faltriquera.

Aquí, en España, diga lo que diga la clase política -la de los dos partidos mayoritarios-, la única crisis es la del ladrillo (ladrillo que la Banca aceptaba de buen grado cuando le producía enormes intereses hipotecarios, pero del que ahora reniega porque se tiene que comer con sopa las viviendas sobrantes y las que no se pueden pagar como consecuencia del desempleo, unos 330.000 millones de euros, más o menos lo que la deuda griega), generada, exclusivamente, por la mala  gestión al permitir que se construyera en unos años más viviendas que Francia, Alemania y el Reino Unido juntos y que ahora no tienen comprador, amén de su inalcanzable precio para los salarios (entre los más bajos de la OCDE) tan paupérrimos de los trabajadores españoles producto del neoliberalismo y de la “invasión” del tercer mundo acostumbrado a menos que nada… y de un Salario Mínimo Interprofesional (SMI) que sería impropio hasta de Guinea.

La crisis financiera no es más que un cuento de calleja para dar pie al sistema neoliberal que consiste básicamente, a mi modo de ver, en empobrecer lo más posible a la población (en Extremadura hay casi medio millón de pobres -ningún político entre ellos- y el índice de personas bajo el umbral de la pobreza del país se eleva al 21,8%, siendo España, entre los 27 de la UE, sólo superada por Letonia, Lituania y Rumanía en disparidad de rentas) para tener más barato su servicio y su servilismo, para tener algo así como esclavos sin parecerlo. Y nuestros dos partidos políticos principales así lo contemplan: uno por ideología casi (trabajar más y cobrar menos o reducir el IRPF de las rentas del capital y subir el de las rentas del trabajo son algunas de sus “intenciones”), y el otro por converso a eso que se llama “Nueva Vía”, que no es otra cosa que el socialismo sin clase trabajadora, que nos lleva a la triste convicción del engaño más cobarde.

 Qué pena. Para donde quiera que tiren están perdidos los ciudadanos que con mejor o peor sueldo tienen que levantarse para trabajar... y no digamos ya los cinco millones que ni siquiera pueden hacerlo o ese millón cuatrocientos mil hogares con todos sus miembros en paro: por un lado, los demócratas que no lo son, la derecha que solo comulga con el conservadurismo más rancio y la clerigalla, opuesta siempre al progreso y al bienestar de la mayoría para tener más barato su servilismo y sumisión y en contra de lo público para favorecer el mercantilismo y al mercachifle; y por otro, los falsos socialistas, la socialdemocracia engañosa partidaria de la podredumbre del mayor número de personas y de la burrología educativa para tender su manto dominador encima del mayor número de ignorantes que se conforman con las migajas de las rapiñas institucionales, que, por cierto, quien nos lo iba a decir después de verles tantas veces cantar la “Internacional” con el puño en alto.

Sólo hay que analizar, para entenderlo -sin entrar en honduras, claro-, lo que está ocurriendo con la Banca, principalmente en la Zona Euro de la UE: capitalización y recapitalización en poco tiempo. Dinero público (aunque eso sí, fantasmagórico o por arte de birlibirloque, reitero) para que nos puedan comprar deuda (pública) que tendremos que pagar al 5 ó 6 por ciento de interés, lo que sin duda resulta curioso y propio para borregos modorros: sin arriesgar nada, sin poner nada, se ganan un alto interés, de ahí que la deuda de la mayoría de los países esté por encima del 50/100 de su PIB y ello no sea óbice para seguir comprando. No hay límite de deuda, mientras se gane la Banca el abusivo interés antes referido con el dinero regalado, nada ni nadie va detener la espiral. Pero es un cáncer que está vaciando los bolsillos de la mayoría de los ciudadanos a base de subidas de impuestos y de precios sin que mejoren los salarios (machaco, entre los peores de la OCDE y, por descontado, de la UE-15, sólo por encima de Portugal y Grecia), congelando pensiones y sueldos de funcionarios, y tratando de que encima nos cueste pagar aparte (eso parece ser lo que viene después del 20-N) la Sanidad y la Educación para poder sufragar la estafa. Fraude, no sólo del sistema financiero, sino de la clase política que lo consiente (que, seguro, su parte se llevará, pues tontos no son y esos mítines en escenarios nuevos en cada sitio y del estilo de Hollywood alguien los tiene que pagar). Así ocurre que: le damos el dinero, ellos nos lo devuelves prestado y le “regalamos” un 6% por hacerlo. Fantástico. Ni Einstein hubiera podido imaginar una “ecuación” tan sencilla y que genere tanto beneficio.

Y aunque nos apabullen con que lo bueno que tiene el sistema (el claro expolio progresivo que constituye el aumento de la deuda sin control) es que si después hay que condonar (“quitas” le llaman, aduciendo alargarla para camuflar la imposibilidad del cobro) la deuda de algún país será la banca -la mayor poseedora de deuda- quien pierda, sigue siendo un engaño manifiesto, puesto que el dinero, como es claramente demostrable por las capitalizaciones y recapitalizaciones, no lo han puesto. Los fondos los estamos poniendo los contribuyentes a base de esas -insisto- capitalizaciones y recapitalizaciones, y cuando se produzca la inevitable quiebra (de Grecia, Portugal o nuestra, o de los tres… o de Italia) y haya que hacer esa condonación parcial o “quitas” se habrán gasificado.

¡Qué atajo de atracadores! ¡Qué CÁNCER!

01-11-11

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