¿ES EL CÁNCER LA BANCA?
En
mi opinión sí... la Banca y las Cajas de Ahorros. Porque, operando como operan,
¿qué son desde hace mucho tiempo las Cajas sino Banca? No hay ninguna
diferencia plausible entre unas entidades y otras de cara a los usuarios,
aunque estos sean particulares, empresas (sobre todo PYMES) y Autónomos, e
imagino que insignificante si se trata de Gran Empresa.
Y
digo que la Banca –y las Cajas- es el cáncer porque no me trago eso de la
crisis financiera (la gran mentira del dinero fantasmagórico, del birlibirloque
financiero) que los políticos tratan de meternos en la mollera para justificar
su deplorable comportamiento permisivo de los últimos años para con esas
entidades y sus directivos y ejecutivos
que por obra y gracia de las inyecciones del Banco de España se suben sus
emolumentos en algunos casos (los de las Cajas y Bancos más ruinosos) hasta
casi el 100/100, alcanzando cifras parecidas a las del “salario” de cualquier
deportista de élite… “salario” que, por supuesto, no deja de ser igualmente
afrentoso, y más si se trata de algún Club de los de mayor rango (entre ellos
F.C. Barcelona y Real Madrid) cuyas deudas –las de cada uno por separado-
superan fácilmente los 500 millones de euros con Hacienda y la Seguridad
Social.
Mentirosa
crisis financiera con la que los políticos tratan igualmente de justificar el
expolio que para el Estado supone su elevado número (en este país hay más de
100.000 personas viviendo de la política directamente; sin, por supuesto,
contar sindicalistas y organizaciones patronales) y lo enormes emolumentos y
gastos necesarios para su mantenimiento (cualquier político –incluidos
politiquillos- tiene móvil gratis sin límite y ordenador portátil, viaja gratis
a donde le da la gana con dieta incluida, cobra dos o tres sueldos y por no sé
cuantas presidencias o similar de comisiones, recibe compensaciones establecidas
a la chita callando y un largo etc. de prebendas que hacen que viva –él y la
mayor parte de su familia- gratis). Todo sin entrar a valorar la rampante
corrupción que nos asola merced a tantas y tantas obras faraónicas innecesarias
(valga como ejemplo la de un pueblo de 300 habitantes: una escuela para más de
cien alumnos donde sólo hay 12 niños en edad escolar) hechas para financiar la
política y alguna que otra faltriquera.
Aquí,
en España, diga lo que diga la clase política -la de los dos partidos
mayoritarios-, la única crisis es la del ladrillo (ladrillo que la Banca
aceptaba de buen grado cuando le producía enormes intereses hipotecarios, pero
del que ahora reniega porque se tiene que comer con sopa las viviendas
sobrantes y las que no se pueden pagar como consecuencia del desempleo, unos
330.000 millones de euros, más o menos lo que la deuda griega), generada,
exclusivamente, por la mala gestión al
permitir que se construyera en unos años más viviendas que Francia, Alemania y
el Reino Unido juntos y que ahora no tienen comprador, amén de su inalcanzable
precio para los salarios (entre los más bajos de la OCDE) tan paupérrimos de
los trabajadores españoles producto del neoliberalismo y de la “invasión” del
tercer mundo acostumbrado a menos que nada… y de un Salario Mínimo
Interprofesional (SMI) que sería impropio hasta de Guinea.
La
crisis financiera no es más que un cuento de calleja para dar pie al sistema
neoliberal que consiste básicamente, a mi modo de ver, en empobrecer lo más
posible a la población (en Extremadura hay casi medio millón de pobres -ningún
político entre ellos- y el índice de personas bajo el umbral de la pobreza del
país se eleva al 21,8%, siendo España, entre los 27 de la UE, sólo superada por
Letonia, Lituania y Rumanía en disparidad de rentas) para tener más barato su
servicio y su servilismo, para tener algo así como esclavos sin parecerlo. Y
nuestros dos partidos políticos principales así lo contemplan: uno por
ideología casi (trabajar más y cobrar menos o reducir el IRPF de las rentas del
capital y subir el de las rentas del trabajo son algunas de sus “intenciones”),
y el otro por converso a eso que se llama “Nueva Vía”, que no es otra cosa que
el socialismo sin clase trabajadora, que nos lleva a la triste convicción del engaño
más cobarde.
Qué pena. Para donde quiera que tiren están
perdidos los ciudadanos que con mejor o peor sueldo tienen que levantarse para
trabajar... y no digamos ya los cinco millones que ni siquiera pueden hacerlo o
ese millón cuatrocientos mil hogares con todos sus miembros en paro: por un
lado, los demócratas que no lo son, la derecha que solo comulga con el
conservadurismo más rancio y la clerigalla, opuesta siempre al progreso y al
bienestar de la mayoría para tener más barato su servilismo y sumisión y en
contra de lo público para favorecer el mercantilismo y al mercachifle; y por
otro, los falsos socialistas, la socialdemocracia engañosa partidaria de la
podredumbre del mayor número de personas y de la burrología educativa para
tender su manto dominador encima del mayor número de ignorantes que se
conforman con las migajas de las rapiñas institucionales, que, por cierto,
quien nos lo iba a decir después de verles tantas veces cantar la
“Internacional” con el puño en alto.
Sólo
hay que analizar, para entenderlo -sin entrar en honduras, claro-, lo que está
ocurriendo con la Banca, principalmente en la Zona Euro de la UE:
capitalización y recapitalización en poco tiempo. Dinero público (aunque eso
sí, fantasmagórico o por arte de birlibirloque, reitero) para que nos puedan
comprar deuda (pública) que tendremos que pagar al 5 ó 6 por ciento de interés,
lo que sin duda resulta curioso y propio para borregos modorros: sin arriesgar
nada, sin poner nada, se ganan un alto interés, de ahí que la deuda de la
mayoría de los países esté por encima del 50/100 de su PIB y ello no sea óbice
para seguir comprando. No hay límite de deuda, mientras se gane la Banca el
abusivo interés antes referido con el dinero regalado, nada ni nadie va detener
la espiral. Pero es un cáncer que está vaciando los bolsillos de la mayoría de
los ciudadanos a base de subidas de impuestos y de precios sin que mejoren los
salarios (machaco, entre los peores de la OCDE y, por descontado, de la UE-15,
sólo por encima de Portugal y Grecia), congelando pensiones y sueldos de
funcionarios, y tratando de que encima nos cueste pagar aparte (eso parece ser
lo que viene después del 20-N) la Sanidad y la Educación para poder sufragar la
estafa. Fraude, no sólo del sistema financiero, sino de la clase política que
lo consiente (que, seguro, su parte se llevará, pues tontos no son y esos
mítines en escenarios nuevos en cada sitio y del estilo de Hollywood alguien
los tiene que pagar). Así ocurre que: le damos el dinero, ellos nos lo
devuelves prestado y le “regalamos” un 6% por hacerlo. Fantástico. Ni Einstein
hubiera podido imaginar una “ecuación” tan sencilla y que genere tanto
beneficio.
Y
aunque nos apabullen con que lo bueno que tiene el sistema (el claro expolio
progresivo que constituye el aumento de la deuda sin control) es que si después
hay que condonar (“quitas” le llaman, aduciendo alargarla para camuflar la
imposibilidad del cobro) la deuda de algún país será la banca -la mayor
poseedora de deuda- quien pierda, sigue siendo un engaño manifiesto, puesto que
el dinero, como es claramente demostrable por las capitalizaciones y
recapitalizaciones, no lo han puesto. Los fondos los estamos poniendo los
contribuyentes a base de esas -insisto- capitalizaciones y recapitalizaciones,
y cuando se produzca la inevitable quiebra (de Grecia, Portugal o nuestra, o de
los tres… o de Italia) y haya que hacer esa condonación parcial o “quitas” se
habrán gasificado.
¡Qué
atajo de atracadores! ¡Qué CÁNCER!
01-11-11
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