ECONOMÍA: EL NUDO GORDIANO Y LA NEGOCIACIÓN
Antes
de nada, quiero pedir disculpas por el descaro que supone “escribir” de
economía para alguien que no ha sabido nunca administrarse a sí mismo.
Considero,
no obstante, que España, desde el punto de vista económico, se encamina hacia
eso que se llama: “El nudo Gordiano”. Que, como la mayoría sabrán, se trata de
un nudo “imposible” de desatar; es decir, de un problema irresoluble que, al
final, requiere le sea aplicada la formula de Alejandro Magno –que no se andaba
con chiquitas- que lo “deshizo” de un tajo con su espada. Lo que, moralmente,
deja bastante que desear como es fácil deducir.
Y
que todo pase por una más que difícil solución en el tiempo, en un corto
espacio, hace que se escriba mucho de economía; de la crisis económica,
incuestionablemente, que tiene a todos preocupados y, de sobremanera, a
trabajadores y Gobierno. También, lógicamente, un poco a la patronal.
Así,
después de leer infinidad de explicaciones sobre su causa –hipotecas no sé qué,
fondos no sé cual, ejecutivos sin escrúpulos, Gobiernos imprevisores, etc.-, me
quedo con lo que bien pudiéramos llamar: “Etapa de perturbación del
capitalismo”, que alguien, que no voy a citar, resume, en un capítulo sobre las
crisis económicas, con estas reflexiones entre otras: “…el modo capitalista de
producción no sólo no es el más perfecto, sino que, por el contrario, llegado a
una cierta fase de evolución, entra en conflicto con su propio desarrollo…”
“…las crisis económicas son una grave amenaza para el capitalismo y su causa
principal es la limitada capacidad de consumo de las masas y la pobreza, en
contraste con la enorme capacidad de producción de bienes desarrollada por el
capitalismo que el mercado no puede absorber. El beneficio del capitalista
desciende bruscamente, las empresas más débiles son eliminadas del mercado…”
“…con la constante disminución del número de los magnates del capitalismo crece
la masa de la miseria, de la opresión, de la esclavización, de la degeneración,
de la explotación, pero también crece la rebelión de la clase obrera, que cada
vez es más numerosa y está disciplinada, unida y organizada por el mismo
mecanismo del proceso de producción capitalista…” “…el uso cada vez más masivo
de las máquinas permite una reducción de la mano de obra empleada en la
producción, haciendo nacer así un “ejército industrial de reserva”. El colmo de
la desgracia del obrero es el de ser excluido del proceso laboral. Este
“ejército industrial de reserva” pesa sobre los trabajadores ocupados y
comprime el salario de los mismos, ya que los obreros se hacen competencia, ofreciéndose
a bajo precio…” “…la acumulación de riqueza en uno de los polos es, por tanto,
al mismo tiempo, acumulación de miseria, tormento de trabajo, esclavitud,
ignorancia, brutalización y degradación moral en el polo opuesto, o sea, en la
parte de la clase que produce el propio producto como capital…”
Bien,
como la solución para atajar el “saqueo” y sus graves consecuencias no nos va
llegar del “cielo”, ni la fórmula de Alejandro Magno es la más adecuada,
modestamente, abogo por la negociación entre los diferentes “Agentes Sociales”.
Ya que, del Gobierno socialista -como no es socialista, innegablemente- poco se
puede esperar, pues una actuación valiente implicaría que más de un mal
engendro perdiera su posición de privilegio dentro de la estructura mafiosa del
grupo, y eso no va a suceder en tan “floreciente periodo democrático” de sus
huestes.
Hablo
de negociación -no de imposición u obligatoriedad como le gustaría a una de las
partes, y sin intervención jurídica-, porque si, como parece, hay dos posturas
diferenciadas, la de los “100” (que firma, entre ellos, el Secretario de Estado
de Economía, una pena más para la izquierda gobernante que no es sino también
la derecha) y la de los “700” (comandada por los dos grandes sindicatos, los
“secuestrados” por las ayudas públicas), bien se podría, cediendo un poco cada
una en sus posturas radicales, establecer un método que, al menos,
temporalmente, mientras pasa la “época de perturbación”, deje satisfechos a
todos y que nos lleve a estancar la desvergonzada sangría del desempleo que es
ahora la más honda preocupación.
Esos
grupos de gurús de la economía, se supone que deben entender, dejando su
egoísmo a un lado, que, de manera coherente, se puede cambiar “flexibilidad”
por “precariedad” y por “salario” para igualarnos o, cuando menos, acercarnos a
las potencias europeas. Y, luego si, estarán los empresarios en su justo
derecho de pedir rebajas en las cotizaciones sociales para eso de la
competitividad.
Después
vendrá, solita, la estabilidad laboral mínima para el desarrollo de la familia,
el consumo y la emancipación de los jóvenes.
Y
ya mismo, para que la próxima no nos pille, como esta, en “bragas” –si queremos
ser potencia económica de élite-, tenemos que “inventar” el automóvil (es una
opción). Si, si, aunque se rían los “olímpicos del cardhu” que, para vivir,
sólo necesitan ser politicastros, pero Francia, Alemania, Italia, Inglaterra,
Suecia, Japón y USA, entre otros, tienen muy desarrollada esa industria y, me
da, que les va un poco mejor que a nosotros.
Si
me apuran habría que “inventar”, así mismo, el deporte: necesitamos una ADIDAS,
una NIKE y, por supuesto, la educación necesaria para consumir lo que hacemos;
pero, para eso, es necesario que nuestras empresas ofrezcan la misma o mejor
calidad que las foráneas (gastando más en I+D+I y en Formación) y mentalizarnos
en el abandono de la “cultura” del vocablo anglo- sajón.
En
cualquier caso, con negociación o sin ella, lo digo una vez más: Sin el
suficiente poder adquisitivo no hay consumo, sin consumo no hay empresa y sin
empresa no hay trabajo. Recurrir al método de la Junta de Extremadura, casi
todos funcionarios o personal laboral de la Administración (mal pagados,
axiomáticamente), no es la solución, puesto que, la región es, sino campeona, subcampeona
en tasa de desempleo (menudo “nudo Gordiano” tenemos). Aunque, eso sí, da votos
para ganar todas las elecciones que se pongan por delante.
25-06-09
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