EXTREMADURA: EL ESTADO DE LA FUNCIÓN, RUMBO AL FUTURO
A
estas alturas de la “democracia”, nadie duda que Extremadura, líder del País en
funcionarios por número de habitantes (no se explica que aún así falten muchos
médicos y ats en los hospitales públicos), es una Comunidad encumbradamente
funcionarial; lo que entraña, ineludiblemente, que está infestada de burócratas
y que sus índices económicos y de desarrollo no son los más apropiados para los
tiempos que vivimos, como veremos, muy superficialmente, más adelante.
Aunque,
no lo ve así la prensa “protegida y afín” al Gobierno, ya que, hace unas tres
semanas trató de embelesarnos con un suplemento –extra, le llaman ellos- que,
titulado “rumbo al futuro”, canta el esplendor del desarrollo regional
extremeño.
Y
resulta desconcertante (sin contar el coste del libelo propagandístico,
preocupante en la Comunidad que lidera los índices de pobreza) que, además, los
“músicos de la falacia”, no sean otros que:
-
Algunos Consejeros, que, dicho sea de paso, tienen asumido mejor que nadie –las
Consejeras, sobre todo- el famoso dicho de “no hay función sin tarasca” y que
no van a parar hasta conocer -y “paladear” incluso- las Islas Fidji y sus
sistemas de clanes que todavía preside algunas de sus actividades económicas,
muy aptos, incontestablemente, para extrapolar a nuestra región.
-
Los líderes sindicales, que, no se lo pierdan, por no hacer nada –quizás lo
mejor-, van a recibir de la Junta, de los impuestos de todos los extremeños,
dos millones de euros (más de trescientos veinte millones de pesetas) para el
mantenimiento de la legión de aprovechados de la canonjía que viven
“escondidos” y de espalda al trabajador.
-
Los Presidentes de las Cámaras de Comercio, elegidos, ¡eso sí que es democracia!,
con los votos de sólo el 5% del censo electoral empresarial. Posiblemente, la
mayor engañifa de la representatividad conocida hasta la fecha.
-
Los empresarios (la CREEX y los “intocables” Cristian Lay -la pirámide-, Katry
y algunos más), que llenan cada año el morral con “ayudas y concesiones” y no
solucionan en lo más mínimo el vergonzante desempleo que padecemos desde que
tomó el timón de “esta nave” –casi un cayuco ya- el más preclaro político
extremeño de todos los tiempos que, por sus exabruptos, conocen muchos
españoles y ahora, gozosamente “retirado”, estamos empezando a “desentrañar”
los extremeños.
-
Y, cómo no, algún lenguaraz del grupo Gallardo. El todopoderoso grupo
industrial jerezano del que -lo siento enormemente- servidor no está en
absoluto orgulloso como extremeño. No, no lo estoy porque ese grupo se lleva
una parte importante de los dineros que pagamos en impuestos todos los
extremeños y, aparte de ejercer con la mayor crudeza la temporalidad y la explotación obrera y la discriminación
por razón de sexo o importarle un rábano el medio ambiente (nos quiere apestar
con una refinería innecesaria que, para colmo, le saldría de gorra) entre otras
lindezas, pudiera ser que esté siendo utilizado por la política como
testaferro, pues Francisco Fuentes Gallardo, diputado de la Asamblea por el
PSOE (un día, cuando les quede tiempo, un dirigente cualquiera nos debería
explicar que pintan en las siglas de ese partido la “S” y la “O” y si no sería
mejor sustituirlas por una “I” de Institucional) y sobrino de Alfonso Gallardo,
el dueño del Lobby, es heredero directo de todo. Amén de que, ¿tiene este grupo
empresarial su sede social en Extremadura?, ¿paga algo aquí?, ¿o, como parece
ser, se lo lleva fuera como Carrefour, Iberdrola, Almaraz, El Corte Inglés,
etc., etc., para “equilibrar” las balanzas fiscales y que los extremeños seamos
tachados de ingratos por Madrid o Cataluña?
En
fin, para no cansarles con los datos que se exhiben en el libreto –que más de
uno habrá leído- y el puro paroxismo de los citados al exponerlos, les
“deleitaré” con los reales –sólo algunos- para que vean lo fácil que es
“cantar” si se tiene conciencia errónea.
Así
pues, como eso de la educación y la formación son básicas para el desarrollo de
cualquier faceta, vean: La tasa neta de escolaridad a los dos años es en
Extremadura la penúltima de España (4,3%), sólo mejor que la de Canarias; en
aprendizaje o formación permanente (población de 25 a 65 años que cursa
estudios) ocupamos el puesto dieciséis de un total de veinte, o sea, entre los
últimos; sí estamos, en cambio, entre los primeros en la tasa de abandono
escolar prematuro, los sextos; en el ranking de calidad de las Universidades,
la extremeña ocupa el puesto 49 de un total de 65 (parece ser que hay constancia
de que se imparten clases con sólo seis alumnos) y si nos atenemos a la
Sociedad de la Información y la aplicación educativa, los extremeños somos los
que menos utilizamos internet a nivel particular (23,2%, la tasa más baja de
hogares con banda ancha del Reino) y empresarial.
Sí
lo que se trata es el empleo o el desempleo los datos dan repeluzno: Más de
cien mil desempleados (la segunda tasa más alta del País, como diez puntos por
encima de la media) a pesar de los trucos utilizados en el recuento; la tasa de
empleo de 16 a 64 años es la antepenúltima de España (58,46%), sólo por encima
Melilla y Ceuta (cochambroso); los costes laborales y los salarios también son
los más bajos del Estado (menudo alegrón tendrán la Administración y los
empresarios si encima ahora se los bajan), y, por supuesto –hay que recibirla
con gran regocijo-, la tasa de temporalidad es la más alta de la Nación
(41,6%), que en las féminas alcanza hasta el ¡96%!
En
cuanto a I+D, por último, el porcentaje de gasto que dedica Extremadura de su
PIB es el 0,73%, lo que nos sitúa en el puesto 14 de 19; y respecto a su
financiación empresarial somos los terceros por la cola, delante únicamente de
Ceuta y Melilla (¡un aplauso para ellos!).
Como
ven, únicamente, una pequeña muestra, pues podríamos explayarnos dando datos
negativos, pero ¿para qué?
Mas,
antes de pasar al colofón, no quiero dejar en el tintero, por lo importante que
es para la salud, el dato referido a la producción extremeña de tabaco: De
ningún modo y por ninguna causa, por muy excelsa que sea, me sentiré altivo de
que en mí tierra se produzca el 94% de un producto que cuando llega al
consumidor es veneno que mata lentamente.
Pongo
fin: Señala Javier Marías en uno de sus artículos que un tal Richard Ford,
viajero inglés del siglo XIX, que recorrió España, decía que una de las más
invariables características españolas desde los tiempos de Viriato y aún más
atrás, era la de tener pésimos reyes, generales, caudillos, mandatarios
eclesiásticos, gobernantes y jefes: indignos de confianza, abusivos,
despóticos, engreídos, soberbios, incompetentes y mete patas. Lamentaba Ford
que el pueblo siempre se revelaba tarde y cuando ya el dirigente había cometido
todos los estropicios posibles y había dejado inservible o arruinado lo que
quisiera que tuviera a su mando.
Es
lo que, en pleno siglo XXI, está ocurriendo en Extremadura, cuando menos de
manera rayana, y me temo que el pueblo, “educado” en “casas de curtura” y
“universidades populares” y “comprado” por un plato de lentejas, no se va a
rebelar; con lo que, esa convergencia de que habla la “propaganda
institucional”, me da que es difícil se produzca y, por consiguiente, el
cacareado “rumbo al futuro” se me antoja negro esplendoroso.
20-07-09
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