EQUÍVOCOS
Creo,
humildemente, que cuando hablamos de desempleo, de sueldos, de cotizaciones
sociales y de todo lo relacionado con estos temas que están ahora, por
desgracia, en boca de todos, se producen equívocos que, por diversas razones
(políticas unas y de interés y avaricia para una mejor explotación obrera
otras), se tratan de ocultar al ciudadano aún a pesar de que la prensa no para
de suministrar datos al respecto. Claro que, como se lee poco y a la mayoría de
los que lo hacen les interesa más la prensa deportiva –que pena, entre ellos
una ingente cantidad de docentes- estos datos se pierden y pocos proceden a su
análisis. No obstante, hay que seguir luchando aunque no se sea docto en la
materia, ya que el mundo sindical, que es quien debiera, no lo hace. Y, desde
luego, las personas y, con más motivo, los trabajadores tienen todo el derecho
a estar bien informados y a que no se les cuenten milongas o se les hagan
falsas comparaciones. Porque, cuando se les embauca, se les roba el derecho a
la imparcialidad.
Sobre
el desempleo –nada es peor para la economía real- nos deberían decir, entre
otras cosas, ya que el número de desempleados puede afectar a las prestaciones
que reciben, porqué figuran en las listas personas que han sido prejubiladas y,
casi seguro, no van a volver a trabajar; o personas que todos sabemos que están
en la economía sumergida (muchas como empleadas de hogar o de la hostelería,
por ejemplo); o las muchas personas que, si bien han sido dadas de alta y han
cotizado, nunca han trabajado (mujeres, preferentemente, para cobrar la ayuda
familiar); o todas esas personas que llevan años y años como demandantes de
empleo pero que nunca han trabajado; o todos los que se inscriben por primera
vez, que, pienso, deberían estar en un grupo aparte, o, al menos, diferente, no
tan prioritario como los que han perdido el empleo (¿para qué empezar a
trabajar tan pronto?, si cotizando 15 años puedes tener una pensión más alta
que quien lo ha hecho 35 o 40, todo es cuestión del importe que en ese corto
periodo se cotice); o esa gente “mayor”
-entre las que me encuentro- que de sobra se sabe que nadie va a emplear
y que cobran una cantidad –eso sí, miserable-, especie de prejubilación, de
manera ininterrumpida hasta que les llegue la jubilación real; o un sinfín de
personas que trabajan en la venta a domicilio por catálogo de empresas de
funcionamiento piramidal (podría nombrar algunas, pero no quiero hacer
publicidad gratuita); etc.; etc. En fin, que las cifras del desempleo, por lo
dicho, no son las que se dan (hay muchos votos en juego, sobre todo en el mundo
rural, para acometer la reforma necesaria) y porque también hay otras muchas
personas que deberían estar y no están como es el caso de los trabajadores
autónomos que van cayendo como moscas y nadie les presta el más mínimo interés.
En cualquier caso, la situación es dramática para mucha gente y para muchas
familias que tienen a todos sus miembros en paro, y el gobierno -la política,
sobre todo- teme más el derrumbe de la banca usurera (que es quien le procura
los medios materiales necesarios para el adoctrinamiento de las masas y la
compra de opiniones y voluntades, cuando no, del silencio y la censura) que un
conflicto social que, de no ser por el “secuestro” sindical, ya estaría
sufriendo.
Más
no hay que preocuparse, porque -según los Gerifaltes- todo se va a solucionar
muy pronto; aunque a un servidor, ojala que yerre, le suena casi como eso que
dijo alguien que ahora no recuerdo: “Extraña actitud la de atribuirse el mérito
de lo no sucedido sin reconocer, en cambio, ninguna responsabilidad en lo
ocurrido”.
Sobre
salarios, se nos debería explicar cómo es posible que haya países dentro de la
UE que han tenido aumentos del poder adquisitivo de hasta un 27% en la última
década, mientras el de los españoles sólo ha subido un 0,4% en el mismo
periodo, y por qué estamos unos 12.000 € por debajo de la media de la UE en
salario medio y 13.000 € por debajo de Francia o en menos de la mitad que
Alemania o El Reino Unido (superamos únicamente a Polonia, Portugal y Grecia)
y, encima, nos lo quieren congelar o incluso bajar (el de los trabajadores,
claro, porqué el de los ejecutivos no se somete –lo digo más abajo con motivo
de lo de Seat- a ningún proceso, y el de los Altos Cargos del Estado ha subido
un 5,1%, el triple que la inflación).
Es
fácil entender, sin necesidad de ser Paul Krugman o cualquier otro premio
Nobel, que si el salario es “suficiente” se fomenta el consumo, y si hay
consumo hay empresa, y, por descontado, si hay empresa hay trabajo (otra cosa
es que la empresa sea pública o privada, pero eso es harina de otro costal).
Por tanto, la renta se tiene que repartir mejor, con beneficios más bajos y
salarios más altos. Con precios más bajos y salarios más altos se podía haber
atenuado la crisis. Todos los datos reflejan el retroceso de los salarios en el
reparto de la renta desde principio de los 80 y, por el contrario, el aumento
de la tasa de beneficios (que en el periodo 1999-2006 fue de un 73%, nada
menos), casi todo lo contrario de lo que ha ocurrido en la UE, que,
consiguientemente, está sobrellevando “la deleznable apoteosis de la avaricia”
un poco mejor que nosotros.
Antes
de continuar con mi modesta opinión, y ya que hablamos de salarios, quiero
manifestar mi horror por lo que ha ocurrido en la planta de Seat en Barcelona:
Los trabajadores sometidos, mediante consulta “democrática”, a la dura elección
de elegir entre ganar lo mismo o menos –con la consiguiente pérdida de poder
adquisitivo- o perder el empleo. O sea, dicho en plata, seguir trabajando –es
la opción que ha ganado- humillado, ultrajado y esclavizado como en otros
tiempos no muy lejanos, o pasar a engrosar la larga lista del desempleo. Triste
realidad para el mundo del trabajo, provocada por la avaricia de empresarios,
directivos y gobernantes corruptos sin escrúpulos que se siguen llenando las
faltriqueras del mismo modo que antes de la crisis. Crisis que, quién sabe, si
quizás la han provocado ellos para cortar el “bienestar” de todos que,
obviamente, perjudica su status social de privilegios, de distinción e incluso
de bula.
Me
pregunto qué ocurriría si los ciudadanos, en razón de la crisis, nos negáramos
a pagar algún que otro tributo abusivo con los que se nos oprime y ello llevara
a todos los que viven de la política, gracias a éstos, a elegir entre bajarse
el sueldo (el abusivo sueldo de todos sin excepción, por no decir los sueldos,
pues hay muchos que cobran dos o más), irse a su anterior trabajo –mal pagado,
como todos- o al paro para que las cuentas públicas puedan cuadrar…
Sencillamente, no aceptarían ni siquiera el proceso, jamás se lo plantearían
porque son una jábega de vividores.
Y
también me pregunto qué harán los alemanes (dueños de Seat) en su País para
seguir construyendo vehículos. ¿Someterán a los trabajadores a un proceso
similar? Me da que les faltarán agallas…, y eso que allí el salario medio –como
he dicho antes- es más del doble que en España.
Sobre
cotizaciones sociales –perdónenme por reiterativo- transcribo parte del escrito
que publiqué con fecha 12-11-08 para que quede claro que la patronal miente
cuando compara los datos de España y los de Europa para pedir que dichas
cotizaciones les sean rebajadas al objeto de ser más competitivos. Veamos (la
referencia para el cálculo es el año 2005, pues desconozco las actuales, pero seguro
que apenas si hay unas décimas de diferencia). “…las cotizaciones sociales a
cargo de los empresarios (30,15% en España, 24,2% en la media de la UE y 19,7%
en Alemania) se podían reducir en nuestro País para mejorar la competitividad.
Pero el 30,15% de un salario medio de 20.438 € (el de España) son 6.162 €/año,
mientras que el 24,2% de un salario de 34.412 € (media de la UE) son 8.327,70
€/año y el 19,7% de un salario de 41.691 (el de media en Alemania) son 8.213
€/año. Es obvio que donde menos paga el empresario es en España, y ello sin
contar las numerosas ayudas y bonificaciones según sean los contratos y las
edades de los trabajadores…” Por cierto, nos acaban de llamar la atención en la
UE por el bochornoso número de contratos precarios y temporales que es muy
superior a la media de la Comunidad.
Además
ocurre, como saben muy bien los empresarios, que mientras en Europa las
cotizaciones sociales han subido en los últimos diez años sobre un 18%, en
España sólo lo ha hecho un 3%.
No
conformes con esta petición engañosa de las cotizaciones, los empresarios
también han pedido que se suba el IVA y el IRPF y se les baje a ellos el
Impuesto de Sociedades. O sea, más presión fiscal para los contribuyentes –como
si no tuviéramos ya bastante- y más bonificaciones –como si no fuera suficiente
con las muchas que ya tienen, sin contar las mil y una ayuda- para sí.
En
resumen: En el desempleo, que debería ser sagrado, hay manipulación interesada
para el voto, lo que demuestra que esta Democracia no es sino una Cacicastura;
los salarios y el poder adquisitivo están por los suelos y eso tiene mala
solución en un País de tantos y tantos aprovechados por cualquier circunstancia, amén de por la
crisis y por las carencias sindicales; y los empresarios –todos no- y, en parte,
la Administración tergiversan todo lo que pillan –cotizaciones sociales
incluidas- para, de una manera usurera y corruptamente escandalosa, aumentar
sus beneficios y dar rienda suelta a su avaricia y expoliación de los derechos
más indiscutibles.
24-03-09
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